El estrés
podría estar detrás de entre el 20 y el 30 por ciento de los ataques al
corazón, según datos del jefe del Servicio de Cardiología de HM Hospitales y
del Centro Integral de Enfermedades Cardiovasculares HM CIEC, Francisco Javier
Parra Jiménez, aludiendo a diversos estudios científicos publicados.
Algunas
de las causas que están detrás del estrés son la inestabilidad laboral, la
inquietud social ante el futuro, el exceso de información o diversos
acontecimientos de la vida personal, situaciones que, a veces
inconscientemente, generan tensión.
"El
estrés obliga al corazón a trabajar más intensamente. Las coronarias que nutren
al músculo cardiaco requieren mayor aporte energético. Además, la sangre se
espesa y las arterias se vuelven menos elásticas; se acumulan así sustancias
nocivas en su pared, de forma que la sangre circula con mayor dificultad. De
esta forma, el mecanismo defensivo que destruye los trombos disminuye su
efectividad y el sistema cardiovascular se vuelve vulnerable ante cualquier
obstrucción y/o trombosis aguda o crónica de la placa aterosclerótica", ha
explicado.
De ahí
que, en ocasiones, el exceso de respuesta del sistema nervioso se asocia con
trastornos en la conducción eléctrica del corazón y con una mayor
vulnerabilidad a arritmias ventriculares y por ende a la muerte súbita.
En este
sentido, el doctor ha destacado la importancia de detectar el estrés,
observando si se tiene dificultad para dormir debido a pensamientos o ideas
preocupantes; se está irritado o impaciente ante pequeños problemas; se es
incapaz para concentrarse o tomar decisiones; fumar y beber más de lo habitual;
divertirse menos; incapacidad para relajarse; sensación de que siempre hay
cosas pendientes; estar tensionado; y sufrir dolores de cabeza, cuello y
musculares.
Para
enfrentarse al estrés, el experto ha aconsejado ejercicio físico, una adecuada
alimentación y unos buenos hábitos de sueño. Además, es importante detectar los
factores que llevan al estrés; usar técnicas de relajación el enfrentar un
factor estresante; descansar adecuadamente, entre seis y ocho horas; planificar
el tiempo; hacer, al menos, tres horas de ejercicio a la semana sin necesidad
de que sean actividades extenuantes; seguir una dieta equilibrada y adaptada al
estilo de vida; y acudir a un profesional si la situación continúa empeorando.
Fuente: lainformacion.com
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