miércoles, 3 de agosto de 2016

La banca española seguirá con ajustes tras destruirse 75.000 puestos de trabajo desde la crisis

Desde el 2008 el sector ha menguado tanto en número de entidades (de 60 a menos de 20) como en oficinas (un 28% menos, hasta 30.853) y, sobre todo, en plantilla: 75.347 empleados menos. Y esta tendencia ha vuelto a acelerarse en 2016 por la evolución de los resultados de la banca.
Según los datos del primer semestre presentados la semana pasada, los siete principales bancos de la Bolsa española (Santander, BBVA, Caixabank, Bankia, Sabadell, Popular y Bankinter) han ganado 6.667,2 millones de euros, es decir, un 26,09% menos que en el mismo periodo de 2015.
La presión sobre los márgenes junto a la baja rentabilidad del negocio vuelve a hacer mella en sus balances, eso sí, saneados hasta la fecha como demostraron los test de estrés financieros publicados por la EBA el pasado viernes.
Según la visión del Banco de España, el sector bancario español ha dejado atrás las pérdidas muy elevadas de 2012 y registra desde 2015 niveles positivos y crecientes de ROE (rentabilidad sobre el capital o recursos propios) en el negocio en España, que supera más del 5% desde mediados de 2015, pero es insuficiente para que el sector sea sostenible.
El mensaje del supervisor se ha ido endureciendo progresivamente hasta que en mayo fue contundente a la hora de reclamar fusiones entre entidades, reducción de estructura y más despidos.
En este sentido, las grandes entidades han comenzado a mover ficha. Santander fue el primero en poner sobre la mesa un ERE y el cierre de 400 oficinas. BBVA también tiene en marcha el cierre de 400 sucursales por la integración de Catalunya Banc, así como la baja de más de 1.500 empleados. Pese a que no ha cuantificado los nuevos ajustes de plantilla que prevé poner en marcha, si ha mostrado su disposición a seguir recortando costes por la vía de los empleados y oficinas.
Sin embargo, los planes más drásticos, todavía por concretar, están en marcha en el Banco Popular, que podría afectar a uno de cada cinco empleados (hasta 3.000 trabajadores) y gran parte de su red de oficinas.
Con todo, la banca española continúa con un proceso de ajuste que no parece tener fin y que tiene su epicentro en la crisis financiera de 2008, así como en el pinchazo de la burbuja inmobiliaria en España, un problema local que no han tenido en otros países. En los últimos siete años, el sector ha perdido 75.347 empleos, hasta poco más de 202.000 trabajadores, según los datos del Banco de España al cierre de 2015.
También el sector está metiendo la tijera a fondo en el número de oficinas: sólo desde 2010, el número de sucursales bancarias en España se ha reducido en un 28%, hasta los 30.853 y se espera que concluya 2016 por debajo de las 30.000, su cifra más baja desde principios de los años 80. Tampoco las plantillas se librarán de sufrir nuevos recortes y serán más pequeñas al cierre del ejercicio por octavo año consecutivo.

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