El 40% de los catalanes ocupa una posición
social inferior a la de sus padres. Es lo que apunta el estudio “Crisi, descens social i xarxes de confiança” de la Fundación Jaume Bofill, que ha entrevistado más de 1.500 personas
durante los años de la crisis, entre el 2008 y el 2012, publicado
recientemente. Sólo un 35% de los entrevistados ha mejorado su posición social
respecto a la de sus progenitores, una cifra que en 2005 era muy diferente.
Antes de la recesión, el 46% había conseguido elevar su posición social y sólo
el 21% había retrocedido.
Esto implica que, por primera vez, la tasa
de descenso social es superior a la de ascenso. Según Xavier Martínez-Celorrio
y Antoni Marín-Saldo, autores de la investigación, esto abre una nueva
etapa de desigualdad regresiva e imprevisible de remontar. En total,
1.327.000 catalanes experimentaron una bajada de posición social, una cifra
descomunal que los autores del estudio aseguran que evidencia la oleada expansiva
de destrucción y desposesión generada por la crisis.
A pesar de que el descenso social es
transversal a todas las capas de la sociedad, las que más lo han sufrido son
las clases obreras (36%), seguidas de las medianas (26%) y las formadas por
profesionales y directivos (16%). Esta bajada de la posición social lo han
experimentado, sobre todo, los hogares formados por personas inmigrantes (47%),
con bajo nivel de estudios (41%) o con personas mayores de 55 años (37%).
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