lunes, 11 de abril de 2016

El auge de las empresas FinTech es una seria amenaza para la banca tradicional

Fintech (contracción de las palabras inglesas finance y technology) engloba a los servicios o empresas del sector financiero que aprovechan las tecnologías más modernas para crear productos innovadores. El 46,2% de los profesionales de las finanzas en España utilizan algún tipo de software o producto Fintech en su empresa.
FinTech” es , a día de hoy, uno de los sectores empresariales más interesantes por las grandes expectativas, ideas e inversiones que genera.
En un sector como el financiero, poco acostumbrado a la irrupcibrado a la irrupociónblema para la banca tradicional y sobre todo una amenaza a nuestro empleo.ón externa, la aparición de “start ups Fintech” que combinan un uso más eficaz e imaginativo de la tecnología y una gestión mucho más moderna del talento ha creado una sensación de alarma.
La posibilidad de que la banca sea desintermediada como antes lo fueron la industria de la información, la música, el turismo o el cine, suena como un mantra profético, agravado por el interés de los GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) en ofertar servicios financieros a sus usuarios.
Existe ya un cierto consenso en cómo clasificar las diferentes empresas de Fintech en base a su posición frente al negocio bancario:
1- Pieles Rojas: Empresas de Fintech que sirven a clientes no interesantes para los bancos.
Se posicionan en mercados no interesantes para la banca tradicional ofreciendo un producto o servicio que el cliente no podría obtener de un banco aunque quisiese.
El ejemplo más destacado son las plataformas de crowdfunding y p2p lending, donde los usuarios financian ideas y empresas que difícilmente podrían salir adelante de otra manera.
2- Guerrilleros: Empresas de FinTech que aprovechan ineficiencias en los procesos bancarios y ofrecen un mejor servicio
Hasta ahora, el caso más claro de ineficiencia aprovechada por empresas FinTech está en la compra venta de divisas. Empresas como TransferWise (orientada a particulares) o Kantox (orientada a empresas) están teniendo un enorme éxito poniendo en contacto a compradores y vendedores de divisas en su plataforma para que realicen la transacción de manera mucho más rápida y barata.
3- Samurais: Compiten directamente con los bancos ofreciendo servicios similares a los mismos clientes
El tratamiento personalizado (y caro) que ofrecen los bancos a sus mejores clientes está siendo amenazado por herramientas de “portfolio management” o “smart investment” como Wealthfront, Nutmeg, Betterment, Future Advisor o Personal Capital.
Con unas pocas preguntas al cliente elaboran su perfil de riesgo , sus necesidades y vía algoritmo sugieren el portfolio de inversiones óptimo, a un tipo de cliente que ya no valora tanto ser recibido por el asesor del banco en un lujoso despacho con valiosos cuadros en la pared y busca soluciones más eficientes en temas de planificación financiera.
4- Agente doble: construyen sobre las infraestructuras existentes de los bancos
En esta clasificación se encuentran los pagos móviles (Apple Pay, Paypal, Square, i Zettle, Venmo…), Agregadores (Mint, Simple, Openbankproject), o empresas de Big Data and Analytics (Context Relevant, Dataminr, Antuit, Ayasdi).
5. Invasores del espacio exterior: Ofrecen un producto o servicio disruptivo con el potencial de transformar la industria financiera
En este área, Bitcoin y su estructura descentralizada (blockchain) son los más conocidos. En su ADN está la capacidad de transformar totalmente la industria financiera y dejar fuera de juego a los incumbentes actuales pero sus posibilidades de fracaso son muy altas.
Pese a ello, empresas como Coinbase (solución que facilita la compra venta de Bitcoins) ha cerrado recientemente una ronda de financiación de 75 millones de euros.
Está claro que la irrupción del Fintech está desagregando la oferta de la banca tradicional, y cada vez más compañías ofrecen al consumidor servicios tradicionalmente exclusivos de las entidades bancarias. Esto, unido a la imperiosa necesidad de modernización de procesos en el sector y a la creciente exigencia de un consumidor cada vez más digitalizado y omnicanal, puede resultar un problema para la banca tradicional y sobre todo una amenaza a nuestro empleo.


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