Los apuros de la crisis han
hecho desandar a la banca española tres décadas largas en la construcción de su
red, con el mayor sacrificio en capacidad instalada y personal de toda Europa:
nuestras entidades son responsables del 34,6% del ajuste de plantilla de la
zona euro y han echado el cierre al 53% de todas las sucursales. Entre 2008 y
el pasado ejercicio se han eliminado en España relaciones laborales con 74.854 empleados de banca,
vía prejubilaciones y despidos; del total de los 216.458 puestos extinguidos en toda la Eurozona.
La comparación resulta aún más
demoledora cuando observamos que unas 14.066 de las 26.859 sucursales clausuradas son de factura española. Ningún otro mercado ha echado el cierre a más locales -el segundo en cierres es Alemania, con 4.247;
seguido por Italia, con 3.446-. Y, solo en Reino Unido, país europeo pero
externo a la zona euro, supera las bajas laborales, con 88.701 empleados
afectados. E incluso, este censo representa un 18% de los puestos existentes
en la City antes de estallar la crisis, cuando en España se ha prescindido ya
del 27,1% del personal en nómina.
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