miércoles, 12 de agosto de 2015

El aire acondicionado mal usado responsable de resfriados y otras dolencias respiratorias

Aunque pueda parecer un problema que está vinculado a los meses de frío, alrededor de un 20% de los resfriados se padecen en verano.
Las temperaturas excesivamente bajas, así como la sequedad en el ambiente son también responsables de la mayoría de infecciones respiratorias, irritaciones en los ojos y la piel, lumbalgias, dolores de cabeza y faringitis.
El verano trae consigo también la guerra por el control del termostato en la oficina. El ambiente excesivamente frío en la oficina y el contraste con la temperatura exterior causan alrededor del 20% de los resfriados que se padecen durante todo el año.
El mal uso del aire acondicionado también es el causante de la mayoría de infecciones respiratorias, resfriados, irritaciones en los ojos y la piel, lumbalgias, afonías y faringitis durante los meses más calurosos del año.
Además del frío, otro factor que repercute en la salud es la calidad del aire. El funcionamiento y la recirculación del aire acondicionado provocan la absorción de la humedad en las diferentes estancias, y pueden llegar a resecar el ambiente por debajo del 30%. Si esta situación se da de forma continuada, se pueden resecar las mucosas de la nariz y otra vías aéreas al tratarse de un aire más seco, haciéndolas más vulnerables a una infección: rinitis, faringitis, laringitis, bronquitis, neumonías (en casos más severos), dermatitis, sequedad e irritación en los ojos (especialmente en quienes usan lentillas) o dolores de cabeza.
Es recomendable situar el termostato en torno a los 24º y 25º en verano. A pesar de las indicaciones estándares, encontrar una temperatura con la que toda la plantilla se sienta cómoda es una tarea complicada, pero fundamental, puesto que las condiciones climáticas de los lugares de trabajo constituyen un factor que influye directamente en el bienestar y en la ejecución de las tareas de los empleados. Cada persona es diferente y su temperatura óptima está condicionada por factores como el sexo, la edad, el peso, la actividad desarrollada o el tipo de indumentaria, entre otros.

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