
Sobre si hay una doble moral en cuestiones
de conciliación en nuestro país, Fontecha ha señalado que “lo que hay es una
clara equivocación de todas las políticas de conciliación que se han hecho en
nuestro país”, pues el debate de la conciliación no debe plantearse como una
responsabilidad únicamente de las mujeres, o quedarse con que es una
corresponsabilidad en la que hay que incorporar a los hombres. Este discurso
queda corto porque sitúa la conciliación en el ámbito privado. “Mientras eso
sea así las políticas de conciliación serán erráticas y esa batalla siempre va
a ser injusta, porque es muy difícil que conciliemos nuestras necesidades como
trabajadores y trabajadoras, en el ámbito de las responsabilidades familiares,
con las necesidades de las empresas. Tenemos que ser conscientes de que lo que
se tiene que producir es una corresponsabilidad social”.
Se trata de “hacer de la conciliación un
problema social y público. Mientras no lo hagamos así, no solo tendremos
consecuencias negativas desde el punto de vista de las oportunidades de empleo
para las mujeres, sino que además no resolveremos el grave problema que este
país tiene desde el punto de vista demográfico y es que, cada vez más, las
mujeres, ante las escasas oportunidades de ser madres y trabajadoras, deciden
retrasar la maternidad o directamente no tener hijos, lo que tiene
consecuencias sociales.
Fontecha ha manifestado que esta crisis ha vuelto a poner de manifiesto algo que ha pasado históricamente que “las mujeres se utilizan como una mano de obra comodín” y que “por muy difíciles que sean las leyes, mucho más difícil es cambiar las estructuras sociales y económicas”, algo que no ha ocurrido. Ha precisado que “para muchos la igualdad se sigue considerando como un elemento de lujo, que solo nos podemos permitir cuando las cosas van bien y que, por tanto, podemos prescindir de ello cuando las cosas van mal”. De tal forma, que se plantea el discurso de que “solo es posible la igualdad en momentos de crecimiento y en momentos de recesión económica, aquí todo vale”.
Fontecha ha manifestado que esta crisis ha vuelto a poner de manifiesto algo que ha pasado históricamente que “las mujeres se utilizan como una mano de obra comodín” y que “por muy difíciles que sean las leyes, mucho más difícil es cambiar las estructuras sociales y económicas”, algo que no ha ocurrido. Ha precisado que “para muchos la igualdad se sigue considerando como un elemento de lujo, que solo nos podemos permitir cuando las cosas van bien y que, por tanto, podemos prescindir de ello cuando las cosas van mal”. De tal forma, que se plantea el discurso de que “solo es posible la igualdad en momentos de crecimiento y en momentos de recesión económica, aquí todo vale”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario