Se lo gastaron en regalos, viajes, trajes, vehículos de lujo, mansiones, restaurantes o
mariscadas o lo mandaron a Suiza, Liechenstein o a paraísos fiscales caribeños,
pero el dinero defraudado en los principales escándalos de corrupción política
- Edu, Púnica, Malaya, Gürtel y EREs- o la fortuna que movió la familia Pujol fuera de España hubiera bastado para pagar la sanidad de
Catalunya o para evitar los recortes sociales, que
decidió el Gobierno de Rajoy en 2012.
En total, suman más de 9.250 millones defraudados al sector público, una cantidad
prácticamente idéntica al presupuesto de educación y sanidad de la Generalitat Valenciana y ligeramente superior a
la partida para sanidad de la Generalitat de Catalunya, que en los últimos
años se ha visto obligada a recortar.
Tampoco hubiera hecho falta recortar 1.034 millones de euros en la ayuda a la
dependencia, como se hizo en los Presupuestos Generales de 2014. En partidas importantes como Defensa,
en 2014 se recortó 5.654 millones y en Justicia 1.500 millones, unas cantidades
que se podrían haber pagado con el dinero defraudado.
Lo mismo pasa con las infraestructuras, en 2014
están paralizadas grandes obras por falta de presupuesto. En este año, Rajoy
recortó en esta partida 9.607 millones, una cantidad muy similar a la defrauda
en los principales escándalos. Con esta
cantidad se podría pagar 214 veces el presupuesto de Cruz Roja,
que asciende a 42 millones o 360 veces el de Cáritas.
El dinero fruto de las tramas de corrupción equivale al recaudado por las actuaciones de lucha contra el fraude fiscal en 2011.
El dinero fruto de las tramas de corrupción equivale al recaudado por las actuaciones de lucha contra el fraude fiscal en 2011.
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