La banca ingresa 3.266 millones por las comisiones, el cuádruple de lo que gasta en mantener la red.
Al menos 1,115 millones de españoles no tienen
acceso a un cajero automático en su propio municipio, una cifra que ha
aumentado un 11,9% desde el inicio de la crisis en 2008, cuando el número de
consumidores que no disponía de uno de estos dispensadores era de 996.856. Sin
embargo, y pese a que no garantiza un servicio tan básico, la banca no tiene
reparos en ingresar una media de 70,2 euros por ciudadano gracias a las cuotas
y comisiones de las tarjetas.
La incapacidad de acceder a un cajero automático es
consecuencia de la progresiva desaparición de las sucursales bancarias. Éstas
han pasado de 45.260 en 2008 a 33.228 en 2014 (-26,6%).
La desaparición de sucursales ha aumentado la
cifra de ciudadanos sin acceso a cajeros automáticos. A día de hoy, en España
hay 52.087 dispensadores, es decir, una media de 1,56 por oficina.
A los más de 1,1 millones de ciudadanos sin acceso
a un cajero o una sucursal, habría que sumar los consumidores en riesgo de
quedar excluidos de este servicio. En total, más de 4,3 millones de personas
estarían en esta situación (9,3% de la población), ya que 1,2 millones viven
en municipios que tan solo cuentan con un cajero, y 3,06 millones, en localidades
con dos o tres dispensadores.
La progresiva desaparición de los cajeros
automáticos y la actual política de comisiones explica que España figure entre
los países con mayor probabilidad de sacar dinero del cajero pagando una comisión
(un 50%, el equivalente a 450 millones de operaciones al año), junto con Francia
e Italia. En Alemania, la probabilidad se reduce hasta el 20% y en Reino Unido,
Holanda y Suecia se sitúa en el 0%, ya que no se cobra por extraer efectivo en
ningún cajero en territorio nacional.
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