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Precisa
la presidenta que las oficinas de ambas entidades tenían desde siempre
numerosos clientes en localidad. La de Banesto contó durante el año 2013 con
tres trabajadores y la del Banco Santander con cinco. Los empleados no tienen sustitutos
en vacaciones, informa Febam.
Hubo
merma de personal, por lo que la sucursal guardesa del Santander, con el mismo
número de trabajadores que tenía hace dos años, está atendiendo a los clientes
de ambas entidades, con las repercusiones que ello supone para los usuarios.
Pérdida
de tiempo:
Febam
no comprende cómo cada día, a las 8.30 horas, dentro del horario de atención al
público, solo esté disponible el personal de caja, mientras que el resto
"está reunido en vídeo-conferencia, por lo que las gestiones no se pueden
realizar hasta finalizada la citada reunión", afirma García Braga. Añade
que a las 9 de la mañana la sucursal ya empieza a estar masificada con colas de
espera de una hora para los gestores de clientes y de empresa, además de otra
hora para caja, lo que supone una pérdida de hora y media para cualquier
empresario."
Hasta
aquí la noticia aparecida en el diario El Faro de Vigo de fecha 5 de enero de
2014.
Desgraciadamente
tenemos que decir que, no es una excepción el caso que expone este diario. No,
es algo normal y corriente hoy en las oficinas de todo el estado. Tras la
integración de oficinas de Banesto en Santander se ha multiplicado el trabajo
de forma dispar, pero siempre en abundancia. En las distintas oficinas que han
recepcionado a la clientela de Banesto, se ha pasado a tener mucha faena los
días que habitualmente eran tranquilos y los días que antes eran de bastante
trabajo, han pasado a ser sencillamente abrumadores.
Todo
esto se ha acentuado al no incorporar plantilla en la misma proporción al nuevo
trabajo que se ha asumido. En muchos de los casos se ha incrementado una sola
persona y en bastante ni una sola. Cantidad ridícula para afrontar el
incremento de trabajo, con nueva operativa (juzgados, cuentas virtuales,
Sico Banesto, etc..), además de la inexplicable plataforma informática que nos
han dejado.
Todo
junto, a lo que inevitablemente nos lleva es a lo que denuncia la Febam: colas importantes.
A
todo esto, hay que reseñar algo que destaca la Febam, y es la costumbre de
hacer diariamente reuniones, siempre a primera hora y alargándose más de lo necesario, como si de un día para
otro se fuera a descubrir la pócima milagrosa de hacer negocio, producto de
algún profundo sueño la noche anterior. Esta práctica, favorecida desde la
Dirección Comercial del banco, puede parecer un desprecio a la clientela si se realiza una vez se han abierto las puertas de la oficina. Cuando alguna persona entra al patio de operaciones y ve solo a un empleado,
siempre el de la ventanilla, ya de entrada tiene la descorazonadora impresión de
que su presencia inoportuna algo, que no tiene que ver con sus intereses como
cliente.
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