El número de personas que están en riesgo de
exclusión social, a pesar de tener un empleo, creció dos puntos durante los
primeros años de la crisis
Las claves: la alta
temporalidad y la poca incidencia de las prestaciones sociales
Tener un trabajo y estar en riesgo de
exclusión social ya no es una paradoja. La devaluación salarial, la subida de
precios, la pérdida de poder adquisitivo, el empeoramiento de los servicios
públicos, y los trabajos precarios han hecho que crezca el número de personas
que, a pesar de tener un empleo, rozan la pobreza. Durante los primeros años de
crisis, la llamada tasa de pobreza laboral pasó del 10,7% en 2007 al 12,7% en
2012, según un estudio de la Fundación Alternativas sobre la desigualdad
en España.
"La pobreza laboral en España es alta en términos
comparados, no porque haya individuos, empleos y hogares que tienen mayores
probabilidades de caer en esa situación, sino porque hay rasgos del mercado de
trabajo español y del sistema de protección social que incrementan esos riesgos",
dice el estudio. La alta temporalidad y la poca incidencia de las prestaciones sociales a la hora de paliar las situaciones de
exclusión social son los dos factores claves que aumentan el riesgo de pobreza
laboral.
A diferencia de los países de nuestro
entorno, en España la pobreza laboral afecta a más colectivos 'no marginales'
de trabajadores, y menos a jóvenes (por el abandono más tardío del hogar
familiar) y a mujeres, ya que el número de hogares monoparentales es aún bajo.
No obstante, el informe pone en evidencia que la pobreza laboral ha crecido más entre las mujeres trabajadoras que entre los hombres
en los últimos años, algo que podría estar reflejando un aumento del número de
hogares donde la persona sustentadora es una mujer.
Otro informe, en este caso de la Fundación Primero de Mayo de
CCOO, señala que la crisis económica ha agudizado la pobreza de las
personas con empleo, pero con un impacto diferente en función de las
desigualdades laborales que existían previamente. "Como consecuencia de la
crisis (y amparándose en esta), se está produciendo una fuerte presión a la baja de las
condiciones laborales de la población
trabajadora. La fuerte precariedad del empleo, que sigue siendo una
característica del mercado de trabajo en España, la reducción de los salarios o
la prolongación de la jornada de trabajo son algunos de los elementos que ponen
de relieve esta tendencia", dice.
La temporalidad y la rotación entre empleo y paro están fuertemente asociadas a la
pobreza laboral, y su impacto se alarga en el tiempo. "Es la inestabilidad
en el empleo, inherente a la presencia de contratos temporales en el pasado, lo
que lleva a los trabajadores que han pasado por estos trabajos a soportar un
diferencial de riesgo de pobreza prolongado en el tiempo", asegura el
informe de la Fundación Alternativas. ¿Por qué? Estos puestos suelen requerir
menos formación y hace que las personas transiten con frecuencia entre el
empleo y el desempleo. Esto hace que los trabajadores no acumulen capacidades y
cualificaciones. Y hace que sus salarios tiendan a ser menores, y, por tanto,
generen peores prestaciones.
La Fundación Primero de Mayo también señala que el
empobrecimiento de los trabajadores no es homogéneo. "El trabajo por
cuenta ajena, la temporalidad, la inestabilidad y la parcialidad son
condiciones laborales que se encuentran asociadas a mayor nivel de riesgo de
pobreza", concluye.
La
temporalidad en la contratación está asociada a la pobreza laboral.
Se abaratan los costes laborales en beneficio de los
empresarios, nunca pensando en el trabajador, ni tan siquiera se piensa en
ambos conjuntamente y buscando un punto de encuentro en el que coincidir.
Así nos caemos por el precipicio, nos hacemos daños todos, y
todos nos estamos suicidando.
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