
La expectación
en torno a si este banquero, condenado por la justicia a una pena de tres meses e inhabilitación para el
ejercicio de la profesión bancaria durante este tiempo por diversos delitos
cometidos cuando era presidente de Banesto en 1994, es máxima. El Banco de
España, el Banco Santander y el Gobierno son los actores de excepción de este
espectáculo mediático que debería
finalizar con la inhabilitación de Alfredo Sáenz como muestra de depuración del sistema.
Sin embargo, casi con toda seguridad Sáenz ya tenga de su parte al Gobierno,
por lo que la alegaciones que presentará en breve el Santander serán
suficientes para que el Banco de España, amparado en la normativa europea que no
impide que los penados puedan dirigir entidades bancarias, pero que aún no está
vigente en España, se pronuncie a favor de la continuidad de Sáenz como
delegado de Santander.
Como digo, todo
es un show
orquestado por los poderes fácticos de nuestro país. Un espectáculo bochornoso que casi
con toda seguridad se salde con la impunidad de Alfredo Sáenz, pese a ser tener
el cartel de condenado por la justicia por delitos financieros. Situaciones
como esta, en las que la honorabilidad de las personas carece de importancia
ante el poder del dinero, sólo consiguen que la ciudadanía pierda la confianza
en el sistema económico que nos rodea.
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