viernes, 14 de diciembre de 2012

Merkel impone su criterio para crear la Unión Bancaria Europea


Los ministros de Economía de los 27 lograron en la madrugada del jueves, 13 de diciembre de 2012, tras 14 horas de negociaciones, un acuerdo para convertir al Banco Central Europeo (BCE) en supervisor bancario de la eurozona.
No obstante, el BCE sólo controlará directamente a los grandes bancos, mientras que las entidades más pequeñas seguirán bajo la responsabilidad de las autoridades nacionales, tal y como quería Alemania.
El comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier, ha cifrado en alrededor de 200 los bancos que serán supervisados por el BCE del total de 6.000 que hay en la eurozona.
La creación de un supervisor bancario único es la condición previa para la recapitalización directa de la banca a cargo del fondo de rescate (MEDE) y el primer paso para poner en marcha una unión bancaria, cuyo objetivo es romper el "círculo vicioso" entre riesgo bancario y riesgo soberano.
El acuerdo supone una victoria para Alemania, que quería mantener el control de sus cajas y que el BCE se ocupara sólo de las entidades sistémicas.
En contraste, Francia y España habían defendido hasta el último momento que el órgano presidido por Mario Draghi supervisara a todos los bancos, alegando que también las entidades pequeñas provocan problemas sistémicos. Pero han acabado renunciando a sus exigencias para lograr un compromiso.

El compromiso final, pendiente de ratificación por parte de la Eurocámara, encomienda al BCE la supervisión directa de los bancos cuyos activos superen los 30.000 millones de euros o el 20 por ciento del PIB del país en el que estén establecidos.
Detrás de todo esto, la verdadera realidad que subyace es la situación de las cajas alemanas que esconden la friolera de 250.000 millones de activos tóxicos.
Aunque parezca todo lo contrario, Alemania ha sido el tercer país de la Unión Europea, por detrás de Irlanda y Reino Unido, que más ayudas ha concedido a su sistema financiero en forma de capital o avales. Los más de 252.000 millones de euros, según consta en las estadísticas de la Comisión, son tres veces más que las ayudas realizadas por España, a pesar de que sea nuestro sistema financiero el que acapara en estos momentos la atención de toda Europa.
Una tercera parte del sistema financiero alemán está articulada sobre la estructura de cajas regionales («sparkassen») y sus correspondientes «landesbanken». El objetivo de ambos es apoyar el desarrollo económico del estado correspondiente, así como subvencionar los bienes públicos locales. Disponen de una densa red de oficinas (más de 20.000) y empleados (360.000) y pertenecen a municipios o regiones rurales. Están sujetas al principio regional, lo que en la práctica se traduce en que operan en su región compitiendo con los bancos comerciales y los bancos cooperativos, pero nunca contra otra caja de ahorros.
Los «landesbanken» originalmente fueron creados para actuar como bancos centrales de las cajas de ahorros y para operar, de acuerdo con el mismo principio regional, dentro de unos estados mas federados. Con el tiempo se han involucrado en operaciones mayoristas, banca de inversión y negocios internacionales, actividades que, con la crisis financiera, han terminado por salpicarlos y ponerlos en una difícil situación.
Una de sus particularidades, el esquema común de garantías, se ha convertido hoy en el caballo de batalla de Alemania contra la unión bancaria y la creación de un fondo de garantía de depósitos.
Las cajas regionales alemanas han operado bajo una cierta opacidad, alejadas muchas veces de las condiciones de mercado. La sombra de una supervisión común para los 6.000 bancos que operan en la Unión Europea está chocando frontalmente con Angela Merkel. ¿Por qué? Porque las cajas alemanas disponen de un fondo de garantía comunal que permite proteger los depósitos de una entidad con los bienes de todos, sobre la base de que es prácticamente imposible que se desplomen todas a la vez. Este esquema ha permitido a los «landesbanken» a obtener la máxima calificación de las agencias de rating y obtener financiación en condiciones mucho mejores. Este esquema de protección concluyó en 2005, aunque sigue siendo válido hasta 2015. El camino hacia la unión bancaria europea, la supervisión centralizada en el BCE y el fondo de garantías común es imparable, pero va a chocar con muchos obstáculos. 

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