sábado, 21 de enero de 2012

El Gobierno penalizará a los bancos y cajas que no se fusionen este año


El Gobierno elevará las obligaciones de saneamiento del ladrillo y dará dos años para hacerlas a quienes se fusionen y uno solo a quien no.
La nueva reforma financiera empieza a aclararse. Faltan muchos detalles todavía, pero bancos y cajas empiezan a conocer los grandes rasgos de lo que Luis de Guindos les va a exigir cuando la próxima semana apruebe esta normativa el Consejo de Ministros. Hasta ahora, se sabía que el Ejecutivo quería impulsar las fusiones con el objetivo de que el sector quedara reducido a una docena en una primera ronda (que ya sería la segunda si se incluye la del año pasado) y a menos de media docena en una segunda fase. Con sus nuevas exigencias, todo este proceso se va a acelerar mucho porque prácticamente van a estar obligados a hacerlas.
La idea del Ministerio de Economía y Competitividad es elevar sustancialmente las provisiones que deben realizar por todo el ladrillo que tienen en su poder. Actualmente, tienen obligación de alcanzar el 30% de forma paulatina. La idea es que eleven mucho esta cifra para alcanzar una media que ronde el 50%, aunque con exigencias muy diferentes según los activos. Por ejemplo, en el suelo se podría llegar hasta el 90% en el caso de los no urbanizables. Así se alcanzaría unas exigencias aproximadas de esos 50.000 millones que cifró De Guindos en una entrevista con Financial Times.
Que esto va a ocurrir es algo que en el sector ya tienen claro desde hace semanas, pero lo que no saben son las cifras exactas y, sobre todo, lo más importante: cuál es el plazo para hacerlo porque esa es la diferencia entre vivir o morir.
El Gobierno, consciente de esta última realidad, va a obligar a hacerlo en un año a todas las entidades que no se fusionen. Y es consciente de que es un plazo demasiado corto para prácticamente todas menos para los dos grandes. Es su forma de acelerar e imponer de alguna manera las fusiones: castigando a quien no las haga. Para quienes sí se integren con otros, habrá dos años de plazo y la ventaja (que ya existía) de que podrán realizar esos saneamientos con cargo a reservas y patrimonio en lugar de cargarlas contra resultados, una circunstancia que no se puede permitir casi nadie porque las nuevas provisiones son infinitamente más elevadas que los beneficios de dos años.
Para quienes opten por no fusionarse, que puede acabar no siendo nadie porque los grandes es probable que acaben absorbiendo a alguna entidad con serios problemas, existirá la ventaja de que podrán cargar un 30% de las provisiones contra reservas y el 70% restante tendrán que seguir haciéndolo contra resultados.
En el sector aseguran que en un entorno tan complicado como el actual les están obligando a dar pérdidas y eso puede generar pánico, que es exactamente lo contrario de lo que están buscando.
En el sector aseguran que en un entorno tan complicado como el actual les están obligando a dar pérdidas y eso puede generar pánico, que es exactamente lo contrario de lo que están buscando.

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