Por su interés transcribimos un artículo publicado en la página web de nuestros compañeros de UGT en CaixaBank.
Últimamente se acrecienta una campaña de opinión
que aboga por una completa transformación del sistema financiero, antes que por
una adecuación a las nuevas herramientas que ofrece la tecnología. Desde quien
afirma que la industria financiera está obsoleta (el país, 6 dejunio), a articulistas que aseguran que sobran todos y todas (cinco días,17 de junio).
Así se aducen hechos que se dan por ciertos en un
futuro muy cercano:
•
La inteligencia artificial,
ayudada por el Big Data, será quien haga un seguimiento estricto de los
comportamientos del cliente y le ofrecerá productos a la medida de sus
necesidades.
• La mecanización vía cajeros,
vía teléfonos móviles, vía telepatía teleclinénesica, sustituirá los servicios
que actualmente ofrece una oficina bancaria.
•
Según Funcas, de las 37.903
oficinas y 231.389 empleados del sector en 2012, se prevé que queden 28.000
sucursales y trabajo para 180.000 personas en 2019. En siete años habrán
cerrado el 26,13% de sucursales bancaras y se habrá amortizado el
22,21% del empleo en banca.
•
En pocos años pasaremos de
ser clientes de una entidad financiera a titulares de un código IBAN que podrá
pasar de una entidad a otra, a modo de portabilidad telefónica.
Esto es básicamente el desarrollo del gran sueño
de la banca, o de aquellos financieros superhipermega preparados que diseñan
estrategias para maximizar beneficios a costa de lo que sea, ya sean los
clientes, ya sean los trabajadores, ya sea la sociedad en su conjunto.
Al sistema financiero sólo se le piden dos cosas:
primero que de servicios financieros a la mayor parte de la población, y segundo
que active la economía dando créditos y asegurando los ahorros. Por supuesto en
un marco de correctas prácticas bancarias y sostenible competencia en los
precios. Aún queda pendiente que los responsables de esta industria bancaria
asuman su parte de culpa en todo lo que se ha hecho justo en la dirección
contraria: fue con la caída de una firma muy especializada y técnica con lo que
se inició la crisis (LehmanBrothers,14 de septiembre de 2008); y no pocas entidades financieras
alentaron la colocación de productos inadecuados a su clientela.
Por otra parte, todavía no hay máquina en el
mundo que pueda suplantar el buen olfato de un director de oficina a la hora de
conceder un préstamo. Es decir, no hay algoritmo capaz de evaluar la confianza,
al igual que no hay algoritmo que ponga a Iniesta en el once ideal de la UEFA.
Todavía no hay máquina que genere fidelidad en el
cliente simplemente con una sonrisa y un buenos días.
Y todavía sigue habiendo complicados procesos
automáticos capaces de generar descalabros bursátiles de forma inmediata
provocando la ruina y desesperación de miles de ahorradores y de fondos de
pensiones.
No puede ser que al final se lleve a cabo el
sueño de unos pocos financieros, atrincherados en sus despachos, en el que no
se necesitan trabajadores y sólo se requiera de clientes para colocarles sus
invenciones.
Para UGT ésta no es la vía. En este sector no sobra nadie: todos somos necesarios para evitar la exclusión financiera y realizar un servicio fundamental para la sociedad, y que, además, este sea correcto, sostenible y respetuoso con los clientes.
Para UGT ésta no es la vía. En este sector no sobra nadie: todos somos necesarios para evitar la exclusión financiera y realizar un servicio fundamental para la sociedad, y que, además, este sea correcto, sostenible y respetuoso con los clientes.
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