La reconversión que ha sufrido el sistema financiero español desde que
comenzó la crisis aún ofrece margen para que el sector profundice en su
transformación. Después de que los bancos haya protagonizado la mitad del
ajuste de sucursales que se han cerrado en toda Europea, así como un tercio de
los despidos desde 2008, su densidad es todavía «brutal» y queda espacio para
reducirla. Es la opinión del profesor de la Universidad de Barcelona, Antonio
Garrido, y autor del informe La banca en la eurozona: un sector en proceso de
transformación’ del grupo de opinión EuropeG. Garrido insiste en que aunque la
red española es inferior a la de hace 30 años, cuenta con el hándicap de que
tiene oficinas muy pequeñas con cuatro o cinco empleados, justo al contrario
que en el resto de la zona euro.
En concreto, en España se contabilizan siete sucursales por cada 10.000
habitantes, frente a las poco menos de cinco oficinas en la media comunitaria,
según el Banco Central Europeo. Es, junto a Chipre, el país con mayor
capilaridad de bancos en las calles de sus pueblos y ciudades. Pero, por el
contrario, el ratio de empleados por cada sucursal en España es el menor de
todo el continente, con poco más de seis trabajadores, de media. Se contrapone
a países como Reino Unido, donde alcanzan los 50.
El experto Antonio Garrido sostiene que nos dirigimos a un modelo bancario de menos sucursales pero de centros financieros con mayores dimensiones con respecto a los actuales. E indica que con redes tan extensas como la española se complica la gestión de la crisis.
El experto Antonio Garrido sostiene que nos dirigimos a un modelo bancario de menos sucursales pero de centros financieros con mayores dimensiones con respecto a los actuales. E indica que con redes tan extensas como la española se complica la gestión de la crisis.
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