La baja rentabilidad y la presión regulatoria del BCE empujan al sector financiero a ahorrar costes, cerrar oficinas y alcanzar acuerdos de integración
El mapa financiero
español todavía no se ha terminado de dibujar. El actual mapa, formado por 14
entidades, desde el medio centenar que había antes de la crisis financiera
en 2008, todavía tiene que menguar. Los elevados costes de capital y la baja
rentabilidad obligan a la banca española a adentrarse en una nueva ronda
de consolidación en un sector que ya se había encogido en una tercera parte
tras la crisis financiera.
A mediados de 2016
comenzará esta nueva ronda de fusiones, en la que el Banco de España insiste
una y otra vez en los últimos tiempos. El gobernador puede hablar más alto,
pero no más claro: “es evidente que la vía de la consolidación no puede darse
por cerrada o agotada, no solo en España, sino en el conjunto del área del
Mecanismo Único de Supervisión", sostiene Luis María Linde.
Los expertos dan la
razón al supervisor al decir que las fusiones son por ahora la única salida y anunciar que este 2016 va ser un año problemático porque ya nadie se va a beneficiar de la
reducción del coste del pasivo. Se estima que una ronda de fusiones
podría reportarle a la banca unos ahorros de unos 5.000 millones de euros. Así mismo sostienen que no hay volumen de negocio suficiente para sostener a la banca en su dimensión actual.
Las cifras no dejan
lugar a dudas. La rentabilidad en el mercado español ha caído al 6,5% desde
niveles superiores al 20% previo a la crisis y como el coste de capital (COE)
se estima en el 8%, en realidad los bancos están destruyendo valor con su
negocio nacional. Por otra parte, la mayor fuente de negocio de la banca, el
crédito, se ha reducido desde 2008 en algo más de 500.000 millones de euros
Para compensar esta
baja rentabilidad, las entidades cuentan con dos alternativas, que no son incompatibles
entre sí: o reducir costes de manera orgánica con el cierre de oficinas,
disminución de plantillas y el desarrollo tecnológico; o hacerlo de manera
inorgánica, con fusiones que potencien las sinergias y generen auténticos
ahorros de costes.
Las fusiones
acelerarían la reducción de oficinas y empleados, pese a que entre 2008 y
2014 el sector ha recortado su plantilla en un 25%, hasta los 208.291 empleos,
y su red de oficinas en un 30%, hasta las 31.665 sucursales.
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