
Por ejemplo, si vamos al banco y depositamos 50.000
euros, cuando pase nuestro plazo, nos habrá generado una rentabilidad de 235
euros. Pero si nos acercamos a la entidad a pedir prestada la misma cantidad
(50.000 euros), cuando pase el año nos tocará pagar casi 4.750 euros de interés
nominal (que no incluye las comisiones que se cobran después). Ahí está la
brecha de 9 puntos.
Si nos fijamos en lo que ocurría antes de la
crisis, también en un mes de julio pero de 2006, el interés de un crédito al
consumo era del 8%, pero la rentabilidad por un depósito era más alta que
ahora, cercana al 3%. Y en julio de 2006, los tipos de interés no estaban al
0,05%, sino al 4,25%, es decir, a los bancos les salía entonces más caro
financiarse.
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