jueves, 16 de abril de 2015

No, no es creíble (Blanqueo de culpas II)

El proceso de digitalización ha puesto al descubierto, una vez más, las vergüenzas de una falta de planificación y previsión alarmantes.
Los mensajes de un nuevo modelo basado en la justicia, en la personalización y en la sencillez, carecen de credibilidad ante la tozuda realidad.

Han pasado más de cinco años, pero quedan apenas quince días para cumplir con un requisito legal que obliga a las Entidades Bancarias a tener digitalizados los documentos de identidad de los clientes y, en la mejor versión de la secular esencia de la España rancia y caduca, tenemos que estar a última hora y en el último momento llevando a cabo una tarea que, con una planificación y una previsión adecuada ya debería estar hecha.
Sólo recordar qué pasó con la implantación del SEPA. Ni siquiera el mismo día de su entrada en vigor, teníamos los programas, los conocimientos y la preparación suficiente para afrontar el cambio, tras 5 años de espera. Los clientes enfadados, los subdirectores y gestores de empresa, sin saber qué decir. Los teléfonos de apoyo desconectados o sin respuesta, posiblemente porque estaban “echando humo”.
Y qué decir del proceso de integración, tan reciente y aún sin concluir. Ahora se cierra una oficina, ahora no; ahora se integra una plantilla, ahora se trasladan. En alguna llegan a situarse tantos empleados que no hay sillas para todos, mientras en otra faltan casi todos y no se puede abrir. O como el caso de alguna oficina con 5 operativos y un solo apoderado. Todo con la advertencia de que éramos una red muy similar ¡pues menos mal, oiga!.
Esta nueva absoluta y desastrosa gestión, está provocando un caos organizativo, un colapso en las sucursales y una imagen nefasta entre los clientes, todo ello muy alejado de la calidad que pretendemos vender con eslóganes, mensajes y visitas.
Sin embargo, lo peor, como siempre, es la repercusión que esta situación está teniendo para el conjunto de los trabajadores. Las presiones, amenazas e imposiciones para hacer en quince días lo que no se ha hecho en cinco años, está generando un clima laboral asfixiante, que se suma a la de por sí ya, caótica situación en la que están las plantillas.
Hagamos una cosa, en vez de gente exigiendo resultados, más gente buscando a los clientes más remolones. Una buena campaña de información a nuestros clientes. Y más dotación en las oficinas. Entonces, sí pueden y deben exigirse cumplimientos.
Desde UGT consideramos que ha llegado el momento de pasar de las palabras a los hechos y apelamos a todas las fuerzas sindicales a unirnos y plantear en la próxima reunión de la Mesa de Empleo, a celebrar el día 16 de abril, una propuesta sobre la situación de las plantillas que garantice un clima laboral acorde con los mensajes y la voluntad esgrimida por la Presidenta.
Todo lo demás es palabrería que resulta vana, injusta y falta de total credibilidad.


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