Hacienda le reembolsó 315 millones en 2014
Montoro no consiguió cobrar en 2014 ni un solo euro
del Banco Santander por el Impuesto de Sociedades. Es más, tuvo que devolverle
314 millones. Entre 2013 y 2014, el Santander ha pagado de media un 7% de su
beneficio en España, muy por debajo del tipo oficial del 30%. En gran medida
porque como consecuencia de la crisis todavía tiene 11.638 millones de pérdidas
deducibles, según declara la propia entidad en sus cuentas.
¿Cuánto pagó el Santander por Sociedades a la
Hacienda española en 2014? Pues el Estado le devolvió 315 millones de euros, si
bien es cierto que en el ejercicio anterior la entidad abonó 695 millones. De
modo que el banco que preside Ana Patricia Botín pagó de media entre 2013 y
2014 un 7% de su beneficio bruto, un tipo muy por debajo del 30% fijado en el
Impuesto de Sociedades.
Estas cifras proceden de la información
confidencial que la entidad entrega a la Comisión Europea especificando cuánto
paga exactamente por jurisdicción, unos datos que el banco hace públicos en un
ejercicio de transparencia.
¿Y cómo puede haber ocurrido que uno de los mayores
bancos del mundo tenga en su sede una liquidación que le ha salido a devolver?
Muy sencillo, en los últimos años Salgado y Montoro fueron endureciendo la
normativa hasta el punto en que se forzó a las grandes empresas a abonar los
pagos fraccionados del Impuesto de Sociedades como si no existiesen las
exenciones y deducciones. Es decir, anticipaban el impuesto igual que si lo
estuviesen pagando al 30% y no al tipo efectivo que realmente abonan y que
siempre suele ser mucho menor. Con el Santander atravesando problemas por la
crisis en casa, la principal fuente de beneficios del banco residía en el
exterior, en concreto en los dividendos repatriados que ya habían pagado
impuestos en su lugar de origen y que por lo tanto estaban exentos a pesar de
que Hacienda obligase a que tributaran en los pagos fraccionados. En
definitiva, se trataba de una forma de financiar al Estado en un momento de
dificultades.
Además, como adelantó Vozpópuli, en 2013 la Agencia Tributaria
retrasó las devoluciones del Impuesto de Sociedades para cuadrar un
déficit público que se le resistía. Es decir, Hacienda no permitió que
el Santander recuperase lo que había tributado de más. Y eso provocó que
en el ejercicio 2014 la entidad que preside Ana Botín obtuviese tanto la
liquidación que le correspondía de 2013 como la que tenía atrasada de 2012. Al
juntar las dos liquidaciones en un solo ejercicio, al Santander le ha
salido la declaración de 2014 a devolver, tal y como se puede comprobar de la información extraída de las cuentas auditadas del Santander.
Lo cual significa que en el 2013 no se tuvo en
cuenta la liquidación de 2012 y que la entidad por tanto tributó entonces de
más. Tomando las cantidades tributadas y el resultado bruto de los dos años, se
puede calcular la media de cuánto pagó exactamente el banco a la Hacienda
española. Y la ratio resultante asciende a un 7,2% entre 2013 y 2014. Aunque
estos datos han sido contabilizados con criterios de caja, la cifra es harto
relevante porque se trata de lo que efectivamente la Agencia Tributaria ha
recaudado cada año del Santander.
Ahondando todavía más en los números, ¿a qué
se debe que el tipo efectivo que paga el Santander sea tan bajo, muy
lejos del 30% establecido en el Impuesto de Sociedades? Pues de un vistazo a
las cuentas se desprenden dos motivos. Por un lado, la propia entidad declara
que en España acumula activos fiscales diferidos por valor de 11.638 millones
de euros. Es decir, que el banco ha sufrido unas pérdidas del entorno de los
38.800 millones de euros que se ha apuntado al 30% y que se deducirá en el
futuro. De ahí salen esos 11.638 millones que suponen ni más ni menos que el 1%
del PIB español y que el Santander va a emplear en los próximos años
con el fin de reducir su factura fiscal.
¿Y durante cuánto tiempo va a tributar
el Santander menos por estar compensándose esas pérdidas? La entidad
afirma que tardará unos 15 años en hacerlo. O lo que es lo mismo, a lo largo de
quince años el Santander va a abonar el equivalente al 1% del PIB
menos de impuestos. Y todo ello a raíz de las pérdidas sufridas durante la
crisis en un contexto de saneamientos de carteras, márgenes erosionados por
unos tipos ultrabajos, mayores requisitos de capital y altos costes por
reestructuraciones. En definitiva, estos guarismos ponen de manifiesto las
consecuencias de la Gran Recesión en las cuentas del Santander y, por
extensión, de toda la banca española. Lo que a su vez va a tener un efecto
brutal en los ingresos de las arcas públicas.
Por otro lado, en 2014 el Santander ha
inyectado en la matriz unos 2.500 millones de euros de dividendos de filiales,
buena parte de ellos repatriados de sus negocios en el extranjero. Sin esa
inyección, la matriz de España habría encajado unas pérdidas del orden de los
1.000 millones de euros. Lo cual implica que las filiales están pagando a la
matriz para que ésta presente unas cuentas más decorosas. Sólo que de cara a
Hacienda el problema consiste en que esos dividendos en su mayor parte están
exentos debido a que, como ya hemos explicado, han tributado en su país de
origen. El Estado español ha estado incentivando la salida al exterior de las
grandes empresas por una doble vía, permitiendo la deducción del fondo de
comercio en las compras y soportando la desgravación por los costes
financieros. Sin embargo, los beneficios de esas inversiones no tributan en
España. Y ésas son las nefastas consecuencias de semejante política para las
arcas públicas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario