Un monumento a la tontería en oficinas de Banco Santander

A nuestra empresa se le ha ocurrido instalar en algunas sucursales, lo que parece ser un plan piloto para saber la satisfacción de la clientela y no clientela con respecto a las oficinas que visita.

Podríamos decir muchas cosas de ese invento, pero para ser rápidos y claros, nos parece una absoluta GILIPOLLEZ, así, tal cual suena.

Con ese artilugio, se está invitando a toda la gente enfadada con el banco, que entra en nuestras oficinas a que desahogue sus penas cargando contra los empleados al simple precio de apretar unos cuantos botones. La gente está cabreada no con los empleados, sino con la política del banco. Lo que ocurre, es que como en muchas cosas, al final recibe el que tienen más a mano. Y quien sino que el pobre empleado, que está en la ventanilla, o el gestor comercial, el subdirector o el director. Al final, independientemente del trabajo que cada uno desarrolle, somos pasto para recibir las iras de la gente que con mayor o menor razón soporta la despótica política que el banco tiene con sus clientes. ¿De que forma sino se puede denominar el clavar 35 euros por comisión de reclamación de deudor aunque alguien se quede con un euro o menos deudor?. ¿O no es despotismo no tener suficiente personal para atender a la clientela, obligando a ésta a guardar colas interminables en el tiempo? ¿O hacer firmar contratos que contienen casi las mismas páginas que El Quijote. Etc, etc...?

Con la instalación de este aparato, se introduce un nuevo elemento de presión hacia las oficinas y por ende a sus empleados. Con este artilugio se pone a los empleados a los pies de la mucha clientela cabreada.

Lo peor de todo esto es que a las oficinas se les regatea dinero para todo, incluso se suprimió en su día un día de limpieza, mientras que por otro lado se dilapida el dinero en  cosas absurdas como esta y a buen seguro que el espabilado que ha tenido la idea no soporta la presión que se vive en una oficina, ni por supuesto tiene nuestros sueldos.