El diálogo social y la negociación colectiva, los más afectados de esta crisis
La crisis se ha aprovechado para efectuar una regresión profunda en las
relaciones laborales en nuestro país.
El desempleo es ya de más de 5,6 millones de personas, y el empleo que se
genera es estacional, vinculado al turismo, y a tiempo parcial, con el 63% de
las personas que declaran estar ocupados en esta modalidad de forma totalmente involuntaria, consolidando así un modelo de subempleo que se basa en tres vías:
en el empleo a tiempo parcial, en los 2,2 millones de personas que están
empleados en un trabajo por debajo de su cualificación y en el aumento de los
trabajadores por cuenta propia, en algunos casos forzados por los jefes de sus
empresas.
La crisis “ha aumentado las desigualdades y el riesgo de pobreza, con un
26% en los menores de 26 años”.
Por otra parte, el sistema de protección, que antes se calificaba de
generoso se ha destruido y ahora menos del 45% de los desempleados tienen
alguna prestación y, de ellos, el 40% está rayando el umbral de la pobreza.
Todo ello en un contexto en el que el Estado está ahorrando gasto por
desempleo, ya que este año se prevé un ahorro de 3.000 millones de euros y
hasta 2016 tiene previsto ahorrar hasta 6.000 millones.
Además se ha vulnerado el modelo social y se ha cambiado por la gobernanza
económica, que es la que impone lo que hay que hacer con el mercado de trabajo,
la negociación colectiva o la revalorización de las pensiones, produciendo una
merma en los derechos de los trabajadores.
La negociación colectiva ha sido otro blanco a batir. Se quería desregular,
se decía que era un sistema centralizado, cuando en realidad no lo es. Con la
reforma laboral, el Gobierno rompe los principios del modelo social europeo,
encuadrándonos en una situación en la que cualquier convenio puede ser
vulnerado y dando todo el poder al empresario para hacer lo que quiera.
La pretensión última era producir una devaluación salarial, que es lo que
finalmente se ha conseguido, ya que desde 2010, en España el salario medio ha
perdido más de siete puntos, y el Salario Mínimo Interprofesional más de cinco
puntos.
Ante esta situación, UGT tiene respuestas, tanto desde Europa como desde
España. La OCDE ya ha dicho ya que los salarios tienen que crecer. Tanto el
movimiento sindical europeo como la Unión General de Trabajadores intentarán
que así sea, que se recupere el empleo perdido, que se proteja a las personas
desempleadas y que se implementen las políticas necesarias para que baje la
deuda, que en seis años ha pasado del 37% del PIB al 98% actual.
Se hace urgente abandonar las políticas de austeridad, que han generado
sufrimiento, desigualdades y pobreza en la población de nuestro país y en
Europa, y que ha provocado que nos encaminemos hacia la tercera recesión; y un
plan de inversiones, acompañado de la reorientación de la política neoliberal
de salida de la crisis que estimule las políticas de demanda, que haga crecer
los salarios y las pensiones, que dé prioridad al empleo y a las personas y que
establezca un nuevo modelo productivo que genere una base económica sólida y
duradera.
Lo están cosiguiendo, sí es el modelo anglosajón, la gente luchando por un lugar en al sociedad mientras los poderosos sacan tajada de todos los esfuerzos, sacrificios y desgracias de los ciudadanos. No se puede entender que esté sucediendo esto sin que seamos capaces de reaccionar masivamente.
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