Los trabajadores han sido los grandes
damnificados de los excesos bancarios de los años previos a la crisis. Entre el
máximo de plantilla alcanzado en el 2008 (278.301 empleados) y el cierre del
2012 (último dato oficial del Banco de España), el sector ha destruido 41.798
puestos de trabajo, o lo que es lo mismo, el 15% de sus empleos. Un brutal
recorte que no impidió que las entidades de crédito continuaran con el ajuste
durante el año pasado.
En los nueve primeros meses
del ejercicio 2013 dieron de baja a 11.690 trabajadores, sumando el ajuste de
las instituciones provenientes de las antiguas cajas de ahorro (7.690) y el de
los bancos tradicionales en su negocio español (4.000). Es decir, que el
retroceso acumulado por el sector alcanzó ya los 53.488 empleos el año pasado.
Una cifra que con toda seguridad acabará el año siendo mayor cuando se hagan
públicas las cifras del cuarto trimestre del 2013, y que podrían superar la del
año de mayor ajuste de empleo hasta la fecha (15.622 en el 2011).
La primera ola de recortes se
debió a las condiciones de las autoridades españolas para aprobar las fusiones
de entidades (básicamente cajas) y a la reducción de plantillas que
emprendieron los bancos para reducir sus gastos. El año pasado, en cambio, el
núcleo de los empleos destruidos provino de los bancos rescatados (Bankia,
CatalunyaBanc y Nova Galicia Banco, principalmente), a los que la Comisión
Europea impuso duros ajustes a cambio de la ayuda europea para sanearlos.
Bruselas, así, exigió a estos
bancos recortar 16.800 empleos, lo que equivale al 7% de la plantilla total del
sector al cierre del 2012. El proceso está en marcha y va «muy avanzado» en el
caso de Nova Galicia Banco, según fuentes del FROB, y progresa rápidamente en
el de Bankia (al cierre de septiembre había reducido 3.359 puestos de trabajo,
el 55% de los algo más de 6.000 reclamados). En CatalunyaBanc tiene algo más de
retraso.
Cuando estas entidades hayan
culminado el ajuste, el sector contará con 211.600 trabajadores, el 23,9% menos
que en el máximo del 2008, según destaca un informe del servicio de estudios de
una entidad que prefiere guardar el anonimato. El ajuste final, en cualquier
caso, será mayor, ya que las entidades sin apoyo público también están
recortando el empleo. De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha
recomendado a las autoridades españolas que sigan instando a las entidades a
ganar «eficiencia», un eufemismo de ajustes de plantilla y red.
El final del proceso, con
todo, podría estar cerca. Fuentes de una de las principales entidades apuntan
que «no queda mucho por hacer», ya que el exceso de capacidad en términos de
plantilla entre la banca española y la media europea no es ya muy grande. Como
ejemplo, recuerdan que desde el 2011 las seis mayores entidades (que suponen en
torno al 60% del sector) han reducido 15.200 empleos. De hecho, el sector tiene
el número de trabajadores más bajo desde que el Banco de España recoge datos
(1981).
En oficinas, en cambio, el
proceso va más lento. El sector cerró 10.646 entre el máximo del 2008 y el
tercer trimestre del 2013, hasta las 35.521. Las fuentes de la entidad apuntan
que el sector debe alcanzar un recorte de la red de entre el 25% y el 30%
respecto a las oficinas que tenían en el 2007. Según sus estimaciones, el año
que acaba de terminar se cerró con un ajuste del 18%, con lo que aún quedaría
por echar el cierre a entre 3.000 y 5.000 oficinas bancarias.
La diferencia entre los
grados de progreso del recorte de plantilla y de oficinas responde a que, fruto
de las fusiones, buena parte de las bajas de empleo se han producido en los
servicios centrales de las entidades, donde se producían duplicidades. Aunque
todavía son previsibles más fusiones, el reducido número de entidades hace poco
probable que se den muchas más uniones.
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