Los expertos sitúan la morosidad real en el 17% en lugar del 13% que publica el Banco de España
Cuando Luis
María Linde se estrenó como gobernador en el Banco de España se propuso como una de sus principales metas sacar
a la superficie la morosidad oculta en los balances de las entidades financieras españolas. Para ello, debía acabar
con la práctica habitual en nuestro país de refinanciar una y otra vez a las
grandes empresas para evitar su quiebra y al mismo tiempo, evitar anotarse una
mayor ratio de mora, una tarea que no iba a ser fácil.
Por ahora, el gobernador ha conseguido que salgan de
debajo de la alfombra 192.504 millones de créditos que la banca reconoce ya como
morosos. Esta cifra supone un 13% de los créditos concedidos por los bancos,
Cajas, cooperativas y establecimientos financieros de crédito a particulares y
empresas, según los datos publicados por el organismo referidos al pasado noviembre.
Sin embargo, ese 13% podría quedarse corto si se
tiene en cuenta la denominada “morosidad ampliada”, que los expertos sitúan en
el entorno del 17%. “Se trata de un índice que utilizan los analistas para
medir el riesgo de morosidad de una entidad más allá de los datos que se
publican. La morosidad que publica el Banco de España resulta de dividir los créditos
considerados morosos entre el total de crédito. Sin embargo, en este otro
índice que manejan algunos servicios de estudios se incluyen no sólo los
créditos dudosos, sino también los activos adjudicados, que es donde existen más
dudas, junto con las refinanciaciones.
De esta forma, se consigue que el resultado de la
fracción entre réditos dudosos y créditos totales disminuya por la vía de
aumentar el denominador.
Eso no significa necesariamente que las entidades
oculten la mora, sino más bien que tienen activos que no contabilizan como
morosos, aunque a efectos de análisis son activos improductivos.
En este sentido, se calcula que el 25% de los
créditos de los balances de las entidades financieras españolas no produce
intereses. En otras palabras, uno de cada cuatro euros en activos no constituye
una fuente de negocio bancario.
Si el supervisor tomara en cuenta este índice en
lugar del publicado, todavía faltarían otros 60.000 millones por aflorar de los
balances. En este sentido, los analistas insisten que los activos adjudicados no
dejan de ser activos incobrables –solares, naves, pisos o incluso hoteles – que
sustituyen una financiación a priori rentable por una fuente de gastos en
mantenimiento.
Al incluir esta partida, sólo el Banco Santander conseguiría mantener su
ratio de mora por debajo del 16%. La entidad que preside Emilio Botín tendría una morosidad ampliada
del 15,06%; la del BBVA de Ignacio González subiría al 16,11%; Caixabank registraría un 16,74%; Bankia un 16,06% y en el caso del Popular la cifra se dispararía hasta
el 23,11%. El dato del Sabadell, por
su parte, varía en función o no de la inclusión de la Caja del Mediterráneo (CAM) y el esquema de protección de activos
que le concedió el Estado. Si no se incluye, la ratio se queda en un 12,61%, que
es la que ofrece la entidad que preside Josep
Oliu. Pero de hacerlo, la morosidad ascendería al 19,21%.
Junto con los activos adjudicados, las
refinanciaciones son el otro escondite perfecto para la mora. Y ahí la banca se
está esmerando en aplicar masivamente las nuevas provisiones exigidas por el
Banco de España.
En este sentido, Linde habría exigido en varias
reuniones mantenidas en la primera semana de enero con las seis principales
entidades (Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Popular) que limiten
a la mínima expresión su beneficio de 2013 para
destinar todos los recursos posibles a financiar los créditos refinanciados,
según fuentes del sector. En esas reuniones también se les pidió a los bancos
que propongan a qué destinarán las provisiones genéricas que tienen en balance,
que no podrán convertirse en beneficio.
El gobernador no quiere sorpresas en las próximas
pruebas de solvencia, y aunque la circular inicial sobre refinanciaciones se
quedó en unos meros criterios interpretativos, los expertos coinciden en que su
aplicación en la práctica está siendo muy dura, con elementos como no tener en
cuenta las garantías hipotecarias en las refinanciaciones empresariales.
No obstante, hasta que no se haga públicos los
criterios de morosidad que aplicará el Banco Central Europeo de cara a los test
de estrés no será posible medir cómo pueden salir en la foto las entidades
españolas.
No obstante, los expertos señalan que la metodología
utilizada para calcular el ratio de mora en España es mucho más exigente que el
utilizado en otros países. Así, en nuestro país se tiene en cuenta la totalidad
del crédito concedido, mientras que en otros países como en Portugal sólo se
contabilizan las cuotas que se han dejado de pagar.
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