martes, 22 de octubre de 2013

No hemos aprendido nada

Los ahorradores se encuentran día a día con multitud de ofertas para adquirir productos financieros complejos y con riesgos como las participaciones preferentes y la deuda subordinada, que han provocado pérdidas millonarias y el mayor escándalo financiero en la era democrática. Esta es la realidad que denuncian desde las asociaciones de usuarios de banca, que llevan meses señalando con el dedo a la práctica totalidad de entidades, que comercializan productos de ahorro como los pagarés, los fondos estructurados (ETF), los seguros de renta vitalicia o los warrrants, todos con altos niveles de riesgo.
Los fondos y depósitos estructurados no son sino los últimos de una lista de productos financieros ofrecidos a los clientes con perfil de ahorrador conservador, según denuncian organizaciones como Adicae (dedicadas a la defensa del consumidor financiero). Así, los conocidos como ETF proliferan y se venden como "un instrumento sencillo y útil", según los describe la propia web de Bolsas y Mercados, si bien cerca de la mitad (un 42%) tienen actualmente una rentabilidad negativa, y pueden suponer pérdidas en el capital invertido.
A pesar de las mejoras registradas en la percepción de los mercados internacionales respecto a España, la situación de liquidez sigue siendo complicada para las entidades financieras. Por eso, la banca lleva meses lanzando emisiones de distintos tipos de deuda destinadas a "proporcionar financiación a la entidad emisora para el desarrollo de su actividad crediticia", tal como reconoce una de las principales entidades españolas en un folleto de emisión. Es decir, que captan liquidez para poder afrontar sus pagos.
"Las entidades necesitan liquidez para sobrevivir, y el recurso más accesible es el ahorro de los clientes", señala Paco Sanz, responsable de estudios de la Asociación de Usuarios de Banca, Adicae. En su opinión, se están fomentando, de forma deliberada, cada vez más productos financieros que derivan el riesgo sobre los clientes. "Productos que frecuentemente no tienen la liquidez que pretende un usuario medio"; es decir, que no tienen garantizado el poder disponer de su dinero en el momento que lo necesiten.
Fuentes de una de las principales entidades bancarias españolas niegan cualquier mala práctica. "Ahora mismo se cumple escrupulosamente con la normativa, especialmente entre los pequeños ahorradores. Cada producto tiene sus características y complejidad, pero los clientes tienen que cumplir un test de idoneidad para demostrar que comprenden los riesgos", aseguran.

En la misma línea se muestra la patronal bancaria española (AEB). Sin entrar a valorar la complejidad y riesgo de cada producto concreto, señalan que "existe una normativa a nivel nacional y europeo sobre transparencia en la comercialización de productos bancarios y protección al consumidor financiero, que los bancos españoles cumplen y respetan".
Entre esta regulación, la AEB cita, por ejemplo, la reciente Ley de protección del Deudor Hipotecario y la directiva europea MiFID, que establece unos test de conveniencia para garantizar que el inversor conoce los riesgos que corre; además, se está tramitando una MiFID 2, que expandirá esta protección. Se acaba de aprobar también una nueva directiva sobre transparencia de productos bancarios, que tendrá que transponerse a las legislaciones nacionales europeas, "si bien el ordenamiento jurídico español recoge ya numerosos aspectos de esta norma", explican.
Parte de la responsabilidad de esta proliferación de instrumentos de deuda está en el propio Banco de España. El supervisor financiero recomendó a las entidades en enero (sin llegar a publicarlo como una circular) limitar la rentabilidad de sus depósitos por debajo del 2,75%. "Esto ha sido usado como una excusa por el sector para ofrecer tipos muy bajos en los depósitos y algo mayores en otros productos con incertidumbre", apunta Sanz.
Como norma general, estos productos no están cubiertos por el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD), el organismo semipúblico con la garantía del Estado que respalda los ahorros en España. "No son depósitos y ni siquiera son acciones: es deuda pura y dura", alertan desde Adicae, al tiempo que recuerdan que la normativa internacional para defensa del consumidor financiero los cataloga como productos "complejos" y llenos de riesgos.
Las asociaciones de consumidores de productos financieros coinciden en recomendar a los ahorradores de perfil conservador (aquellos que quieran todo su capital garantizado y la posibilidad de rescatarlo en cualquier momento) que contraten depósitos tradicionales, como los de plazo fijo. "Pueden dar una rentabilidad más baja, es cierto, pero son los únicos que cuentan con el respaldo del Fondo de Garantía de Depósitos", subrayan.

1 comentario:

  1. Lamentablemente los comerciales de Banca siguen vendiendo esos productos de ahorro como si el capital estuviera garantizado, haciendo firmar un test de idoneidad a ancianos que se fían de la confianza de ese comercial aunque sea suscrito a mano con su puño y letra. Como puede un anciano sin conocimientos financieros en absoluto poner en un papel de su puño y letra que reconoce que le están vendiendo un producto de alto riesgo sin capital garantizado y que comprende lo complicadísimo de la letra pequeña, y claro el Banco cree que así queda cubierto.
    Pues no señores delante de un Juez, en un careo con el anciano enseguida se desprende que ha habido engaño. Pero claro el comercial fielmente no cuestiona el producto si no que cumple el objetivo que le han impuesto y así cobra el bonus. Así nos va y dicen que no hay malas practicas................

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