viernes, 16 de agosto de 2013

La precarización de las condiciones de trabajo y las condiciones de vida no terminarán con la crisis

El Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó en el mes de julio de 2013 en el 1,8% en términos interanuales, lo que supone una disminución de 3 décimas con respecto al registrado en el mes anterior. UGT valora esta moderación - que responde a menores subidas de los precios de los medicamentos, productos energéticos y combustibles- sobre todo después de la pérdida de poder adquisitivo de rentas y pensiones durante la crisis, pero considera que el nivel de precios continúa en niveles sorprendentemente altos para una economía en recesión que registra una caída constante del consumo. El sindicato insiste en que es necesario un cambio de política y recuerda al FMI y la Comisión Europea que la evolución de los precios en España desmiente la pretendida vinculación entre rebajas salariales y creación de empleo: El ajuste salarial no se ha traducido en una mejora del mercado de trabajo y, sin embargo, si se observa un aumento de las rentas del capital, que crecen desde el comienzo de la crisis.
Según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) el Índice de Precios de Consumo (IPC) se situó en el mes de julio de 2013 en el 1,8% en términos interanuales, lo que supone una disminución de 3 décimas con respecto al registrado en el mes anterior. Esta moderación ha sido consecuencia de los menores incrementos experimentados en el grupo medicina, que crece diez décimas menos que en julio del año anterior, por el grupo transporte, que crece tres décimas por debajo, y por vivienda, cuya variación se sitúa en el -0,7%. Por su parte, la tasa de variación mensual del IPC ha sido del -0,5%, seis décimas menos que la registrada en el mes de junio.
La inflación subyacente, que mide la variación general de precios descontando los alimentos no elaborados y los productos energéticos, disminuye tres décimas hasta situarse en el 1,7%, una décima por debajo de la tasa general.
Por lo que se refiere al Índice de Precios de Consumo Armonizado (IPCA), la tasa de variación anual se ha situado en el 1,9%, disminuyendo tres décimas respecto al mes de junio, con lo que se ha mantenido una décima por encima del IPC general nacional. El IPCA de España reduce su diferencia frente al IPCA de la Zona Euro hasta los 3 puntos porcentuales al haber mantenido este último la misma tasa que el mes anterior.
Pese a que esta moderación es positiva y siempre bien recibida después de la importante pérdida de poder adquisitivo que han tenido las rentas y pensiones durante la crisis económica, es sorprendente que, pese a la evolución negativa de la demanda nacional y la caída constante que se registra en el consumo, el nivel de precios continúe en niveles altos. Que se mantenga este nivel de precios no es algo que pueda achacarse a la evolución de los salarios como ha sido la excusa tradicional para no adoptar las medidas de control de los precios verdaderamente necesarias.
Sí resulta más verosímil la tesis que explica la incidencia en los precios del mantenimiento de excesivos márgenes empresariales, planteamiento que resulta reforzado si tenemos en cuenta que mientras que las rentas del capital han crecido desde el comienzo de la crisis económica a buen ritmo, la remuneración de los asalariados ha caído de manera preocupante, lo que ha dado como resultado un cambio radical en la distribución de la renta durante la recesión a favor de las primeras.
Es por ello por lo que se está dilapidando el esfuerzo y sacrificio de los asalariados, cuyos incrementos salariales se han moderado en línea con lo firmado en el II Acuerdo de Negociación Colectiva por las patronales CEOE y CEPYME y por UGT y CCOO. Ajuste salarial que no se ha traducido en una mejora del mercado de trabajo, a través de la necesaria creación y mantenimiento del empleo, objetivos que han brillado por su ausencia de las estrategias empresariales pese a los compromisos asumidos con el mencionado Acuerdo, que les obligaba a la dedicación de una mayor parte del excedente empresarial a inversiones de reposición y ampliación. Por el contrario, y en oposición al referido acuerdo, tampoco se han moderado las retribuciones de los altos directivos y ejecutivos de las empresas, como se ha evidenciado en el caso de las empresas del IBEX-35.
Miran a otro lado también los poderes públicos, a los que el II AENC pedía un máximo nivel de contención en los precios de su competencia, y la mejora de su gestión y la reducción de costes. Estas políticas han estado, y siguen estando jaleadas por los organismos financieros, que como el FMI, instan al Gobierno, en su reciente informe, al incremento de la imposición indirecta.
Parece claro, por lo tanto, que las políticas neoliberales que se están aplicando en España, basadas en los ajustes (recortes) y reformas continuas, no hacen más que deteriorar la ya de por sí maltrecha economía española, cargando sobre los trabajadores la factura de la crisis, al verse privados de sus derechos sociales y laborales y experimentar un deterioro significativo en su capacidad adquisitiva.
Por ello, UGT pide al Gobierno un cambio de política económica. La salida de la crisis no se encuentra en la precarización de las condiciones de trabajo ni en la devaluación de las condiciones de vida de la población. Debe pasarse de la austeridad y los recortes presupuestarios a impulsar medidas de estímulo al crecimiento y a la creación de empleo.

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