sábado, 27 de julio de 2013

Bajada estacional del paro a costa de más precariedad

UGT considera positiva la reducción del paro en el segundo trimestre del año pero llama a la prudencia, pues los datos son marcadamente estacionales y en ningún caso reflejan un cambio de tendencia. El sindicato muestra su preocupación por la fuerte reducción de la población activa que se está produciendo (349.100 personas en el último año), lo que a medio plazo supondrá una pérdida en la capacidad productiva de nuestro país; y porque el empleo que se crea es íntegramente temporal, destruyéndose de manera masiva empleo indefinido (se han perdido 434.900, en el último año). Asimismo, destaca que todo el empleo que se está destruyendo es a tiempo completo, que se está transformando parte del que se mantiene en empleo a tiempo parcial y que se está consolidando el porcentaje de desempleo de larga duración (solo 3.500 personas salen del paro de larga duración en este periodo). UGT insiste por todo ello en los efectos dañinos de la reforma laboral y reitera que no habrá recuperación económica sin un cambio de políticas, tanto del Gobierno de España como de la UE.
La Encuesta de Población Activa (EPA) correspondiente al segundo trimestre del año refleja unos datos positivos en materia de paro y empleo: 225.200 desempleados menos y 149.000 ocupados más deben considerarse, en el dramático contexto que vive España en esta materia, cifras muy favorables, de las que UGT se congratula.
Los segundos trimestres suelen ser un período estacionalmente muy favorable para el empleo, el mejor del año junto al tercero. La ocupación ha aumentado siempre desde 1994, con las únicas excepciones de 2009 y 2012, los dos peores años de la crisis en ese orden. En esta ocasión, el aumento del empleo ha sido destacable en el contexto actual, pero moderado en su cuantía (fue mayor incluso el de 2011, en plena crisis, por ejemplo). La caída trimestral del desempleo sí ha sido muy fuerte, la mayor desde el primer trimestre de 2001. Son, en todo caso, resultados marcadamente estacionales, derivados de las necesidades puntuales de puestos de trabajo de temporada en el sector servicios (comercio y sobre todo turismo) y en la agricultura. El empleo en la industria y en la construcción cae.
Además de la estacionalidad comentada, hay claves que determinan los datos y que es preciso explicar. La primera es que se está reduciendo la población activa de manera muy importante (-76.100 en el trimestre), bien porque cae la población en edad de trabajar (-43.200) o porque la falta de expectativas y el desánimo está provocando que muchas personas que antes buscaban empleo ya no lo hagan, y pasen a situación de inactividad (jubilaciones anticipadas, vuelta a los estudios de los jóvenes). En el caso de los extranjeros, se están marchando a sus países de origen ante la falta de empleo crónica en nuestro país. En el último año el número de activos ha caído en 349.100 personas (un 1,5%, que es una tasa elevadísima). Nunca se había reducido tanto en un año, y refleja una tendencia estructural de nuestro mercado laboral: se está contrayendo, lo cual es muy negativo a medio plazo porque significa menos capacidad productiva y menos potenciales cotizantes para mantener el sistema de Seguridad Social.
Un segundo dato destaca inevitablemente en el análisis: la fortísima temporalidad del empleo creado. No sólo es que todo el aumento del número de asalariados haya sido con contrato temporal (162.200), sino que el empleo indefinido se reduce mucho (en 50.400 personas). Esto no es algo puntual del trimestre, sino que marca ya una tendencia muy clara y muy dañina, que es que se está destruyendo de forma masiva empleo indefinido. En el último año, el que coincide con la vigencia plena de la reforma laboral impuesta por el gobierno, se han destruido 434.900 empleos de carácter indefinido, por 233.500 temporales. Es un resultado terrible para nuestro mercados laboral, que está expulsando ya a las personas con mayores capacitaciones y en puestos de estructura vitales para el funcionamiento a medio plazo de la propia empresa, una descapitalización insostenible.
Pese a la propaganda del gobierno en el tema de la reforma laboral, está siendo un rotundo fracaso, y está promoviendo las perniciosas pautas de comportamiento del empleo que se produjeron en crisis anteriores, en las fue el empleo temporal y de baja calidad el que se creó durante toda la recuperación. Aunque esta aún está lejos en nuestro país.
La tercera característica destacable es que todo el empleo que se está destruyendo es a tiempo completo, y que además se está transformando parte del que se mantiene en empleo a tiempo parcial. 
En este trimestre han crecido ambos tipos de empleo, pero 6 de cada 10 han sido a tiempo parcial. La 
tendencia se observa con los datos anuales: se han perdido 787.400 empleos a jornada completa y el de jornada parcial ha crecido en 153.900.
Un último dato aporta información complementaria: de la reducción del paro en el trimestre: solo 3.500 personas salen del paro de larga duración, que son quienes perdieron el empleo hace más de un año. De hecho, el porcentaje de paro de larga duración ha aumentado del 46,8% al 48,5%. Esto supone que el desempleo se está cronificando en España, y que cada vez aumentan los problemas de empleabilidad y reinserción al mercado laboral de las personas desempleadas. Por eso es incomprensible que la dotación presupuestaria dedicada a las políticas activas de empleo se haya reducido en nuestro país en 4.000 millones de euros desde 2010, un 51%, la mitad de esa reducción (2.000 millones) en 2013.
En conjunto, hay que destacar cuatro mensajes para valorar las cifras de la EPA conocidas hoy:




  • Aunque indudablemente positivos (como todo aumento del empleo y caída del paro), se trata de datos marcadamente estacionales, que en ningún caso reflejan un cambio de tendencia, y que deben ser tomados con satisfacción puntual pero prudencia, y que no merman un ápice la preocupación del Sindicato ante la situación del empleo en España, marcada por casi 6 millones de desempleados y una tasa de paro superior al 26%, en gran medida de carácter estructural. Seguimos en recesión, como acaba de certificar el avance del Banco de España, sin cambios positivos destacables, y lo que es peor, la calidad de vida de la ciudadanía se está deteriorando gravemente, generando grandes bolsas de pobreza y marginación. No hay, de momento, motivos para el optimismo.
  • La intensa reducción de la población activa que estamos sufriendo, aunque estadísticamente se refleje en una caída de las cifras del paro, supone a medio plazo una pérdida de capacidades productivas de nuestra economía muy dañinas para el desarrollo futuro y la sostenibilidad de las finanzas públicas.
  • La composición del empleo que se está conformando refleja el aumento de la precariedad del mismo por varias vías: se destruye sobre todo empleo indefinido, aumenta el de jornada parcial, y en conjunto es más inestable y con peores condiciones. A todo ello está contribuyendo la reforma laboral aprobada unilateralmente por el gobierno del Partido popular, que debería retirarse. Es justo lo contrario de lo que debería estar sucediendo para apuntalar una recuperación sólida y sostenible y para apoyar el necesario cambio de nuestro modelo productivo.
  • No habrá recuperación sin cambio de políticas, tanto del gobierno de España como de la Unión Europea. En este sentido, la UGT quiere poner en valor la Declaración Sindical que entregaron hace una semana la Confederación Sindical Internacional (CSI) y el Comité Consultivo Sindical (TUAC) en la reunión de ministros de trabajo y finanzas del G-20, con propuestas para incentivar el empleo de calidad y el crecimiento, para reforzar las políticas activas de empleo e implementar acciones específicas para los jóvenes. Porque existen alternativas, y estas pasan por un cambio de la estrategia de austeridad extrema que nos está hundiendo.




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