
Acreedores y
accionistas serán los primeros en pagar.
El Ecofín, reunión de los ministros de economía y finanzas de los 27 países de
la Unión Europea, ha acordado por fin el procedimiento que regirá en el futuro
la quiebra de un banco, y no ha sido fácil porque Alemania bloqueó el acuerdo
dos veces. Lo que ha decido la UE es que cuando un banco quiebre los primeros
en perder sean los acreedores, es decir que aquellos a los que el banco deba
dinero quebrado tendrán que renunciar a cobrar toda o parte de su deuda. Si el
agujero no se cubre, los segundos en perder dinero serán los accionistas (por
ejemplo los titulares de preferentes o subordinadas que en realidad son
accionistas), y finalmente los ahorradores que se quedarán sin parte de su
dinero en función de lo que tengan ahorrado.
Se fija la
línea roja en cien mil euros.
Finalmente Alemania ha aceptado que los ahorradores que tengan menos de cien
mil euros no vean como sus ahorros se desvanecen si su banco quiebra. Esta era
la propuesta española y De Guindos presume de ello, pero no es una propuesta de
Guindos. A finales de 2.009, cuando quebró Caja Castilla La Mancha, el
Presidente Zapatero aprobó una Ley por la que el estado española garantiza los
ahorros de hasta 100.000 euros por titular y cuenta bancaria. Propuesta
española sí, y Ley de Zapatero también. El Gobierno de Rajoy ha mantenido esa
norma y cuando quebró Chipre se libró una durísima batalla con Alemania para
que la línea roja de los cien mil euros se mantuviera en ese país. La negativa
de Alemania en el caso chipriota provocó tal pánico financiero en Europa que
Merkel tuvo que dar marcha atrás y, finalmente, Alemania ha aceptado que se
salve a los pequeños ahorradores de quitas en caso de quiebras.
Solo después
de las quitas llegará dinero público.
Con el acuerdo del Ecofín
se generaliza el modelo aplicado al rescate de la banca española, pero se
altera el orden de factores. Aquí primero llegó el dinero público y
después las quitas y ahora el procedimiento será al revés, solo después
de que paguen acreedores, accionistas y ahorradores se permitirá la
intervención del fondo de rescate europeo, financiado con dinero de
contribuyentes de toda la zona euro. Alemania ha exigido que queden por escrito
todos los detalles y por eso se fija que un banco que quiera recibir
ayuda pública tendrá que asumir como mínimo un 8% de quita de todo su
pasivo.
Y se detalla más, en circunstancias excepcionales, antes de que los acreedores
pierdan todo su dinero, se autoriza al Fondo de Rescate a actuar, pero no
ayudará directamente al banco afectado, sino que el dinero llegará mediante un préstamo al Estado que computará como deuda
pública (déficit). Es
decir, no hay recapitalización directa a la banca y no figurará como pérdidas
de los bancos, sino que lo tendrán que devolver los gobiernos. Y esta es la
victoria de Ángela Merkel. Además se obliga a los bancos a crear un Fondo de
Resolución que estará dotado con dinero que aportarán los propios bancos y que
servirá para costear parte de los rescates.
El ministro de Economía, Luis de Guindos, además de felicitarse por el acuerdo
insistió en explicar que la nueva normativa que el modelo de rescate bancario
acordado es mucho más dura que la aplicada en España. Lo que no explicó de
Guindos es que la UE no quiere más desastres como Bankia, cuya intervención y nacionalización dirigió el propio Luis de Guindos en un proceso que el Presidente del
Banco central Europeo, Mario Draghi, dijo ante el mismísimo Parlamento Europeo
que se había hecho “de la peor manera posible”.
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