sábado, 17 de noviembre de 2012

Ver para creer: la banca se deja entrever como víctima de los desahucios

El Consejo de Ministros del jueves, aprobó un Decreto que ponía en marcha la paralización de los desahucios durante un período de dos años a las familias con unos ingresos máximos de 19.164 euros anuales y en situaciones de extrema necesidad, como estar en paro, tener hijos pequeños, dependientes o minusválidos.
Esta legislación “en caliente” ha nacido con polémica por considerarse insuficiente: si bien solucionará los problemas de un colectivo de personas, otros tantos se quedarán fuera de su amparo. Por no gustar, el Decreto no ha gustado ni a la propia banca, que a través de la Asociación Española de Banca (AEB) ha manifestado su disconformidad con lo que ellos consideran una injusticia, ya que creen que el coste recaerá exclusivamente en el sector financiero.
Por más vueltas que le demos, no conseguimos entender qué pretendían estos señores que pasara. Sus ambiciones económicas y su nefasta gestión de los créditos concedidos han dejado al sector financiero quebrado y han contribuido de una forma considerable a que el país esté al borde de la bancarrota. En lugar de dejarlos quebrar, que es lo que se debería haber hecho, nuestro Gobierno ha decidido nacionalizar sus pérdidas para que las paguemos entre todos y encima ahora tienen la desvergüenza de protestar por lo que consideran un atropello a sus intereses.

El ansia de dinero de los directivos de estas entidades les llevó a conceder préstamos de alto riesgo a sabiendas de que probablemente el que lo recibía no iba a poder pagarlo. No pasa nada, pensaban, los desahuciamos, revendemos sus casas y seguimos llenándonos los bolsillos de dinero. Pues no, ni el precio de los inmuebles crece exponencialmente ni son libres de especular con el futuro de las personas.
Lo que verdaderamente necesitamos en este país es una mano de hierro frente a la banca. Sólo ellos son responsables de su pésima gestión y la sociedad en su conjunto no tiene por qué ser víctima de sus ambiciones. Habría que reformar la ley hipotecaria de pies a cabeza, aprobar la dación en pago y convertir en obligatorio el Código de Buenas Prácticas, y no dejarlo en papel mojado como han hecho.Tolerancia cero con los grandes responsables de esta crisis. Ya está bien de que nos tomen por idiotas.

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