Los primeros cuatro banqueros condenados en España por el expolio de las
cajas de ahorro y su rescate con dinero público han podido beneficiarse de una
especie de dación en pago. Devuelven los 30
millones de euros que se adjudicaron ilegalmente en pensiones y se libran de la
cárcel. Y eso que el juez que condena a los cuatro ex
directivos de Caixa Penedés no ahorró calificativos en su fallo: "se ha
producido una actuación por su parte maliciosa, insidiosa, engañosa para la sociedad. Burlando los controles de la caja de ahorros han antepuesto
intereses personales abusando de la confianza que tenían depositada en
ustedes". Pero a continuación el juez entiende que al devolver el dinero
"se restaura el orden jurídico y se compensa a la víctima [el
banco]". Rebaja la condena y el Fiscal lo da por bueno. Nada que objetar
claro. Todo se ajusta a la ley, hay que subrayar que la justicia trabaja y tarde o temprano
alcanza a todos, que devuelvan el dinero es esencial y la cárcel no lo arregla
todo. Pero hoy es inevitable acordarse de que la dación en pago no podía
generalizarse en España por el precedente que sentaba, la
inseguridad jurídica que provocaba, el desmoronamiento del sistema bancario al
que conduciría. Todas las plagas bíblicas nos iban a acechar si una familia
atropellada por la crisis y con un crédito de 150.000 euros entregaba su casa y
con esa entrega se libraba de los 70.000 euros que aún le quedaba por pagar. Y
sin embargo, el sistema parece que resiste bien, sin tambalearse y sin que le
preocupe el ejemplo para futuros administradores desleales...que cuatro señores
se adjudiquen 30 millones de euros ilegalmente y cuando los pillan, los
juzguen, les echen la bronca, devuelvan el dinero y a casita.
Las comparaciones
son injustas porque hablamos de cosas muy diferentes, es verdad. Lo de los
banqueros es un delito y lo de las hipotecas no. Banqueros procesados hay un
centenar y los hipotecados son miles. Sí, las
comparaciones son injustas, pero sobre todo son odiosas.
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