Aunque
los líderes europeos señalan que la crisis se bate en retirada, la situación de
la banca es mucho más compleja de lo que les gustaría aceptar. En Alemania,
Francia e Italia hay bancos que están al borde de la quiebra y la
debilidad de la economía puede hacerlos desaparecer en los próximos meses. Por
eso que las pruebas de estrés que se apliquen son cruciales para determinar la
salud del sistema. Hasta el momento los test de estrés realizados a la banca
europea han resultado demasiado blandos y condescendientes, con exigencias de
reservas de apenas el 3 por ciento (o un apalancamiento de 33 veces), que
niegan la realidad de un sistema que está al borde del abismo.
Por
eso que el informe publicado este fin de semana por Viral Acharya y
Sascha Steffen, pone este tema bajo el microscopio y defiende una exigencia de
reservas del 7 por ciento, tal como lo estipulan las normas internacionales de
Basilea III, aunque el Reino Unido exige niveles aún más elevados que
permitan a la banca superar huracanes sistémicos como los ya desatados tras la
crisis de 2008 sin obligar al rescate de los gobiernos y los contribuyentes.
La
investigación muestra que 109 de los 124 bancos europeos cuyos datos se han
sometido a las pruebas de esfuerzo, se encuentran en serias dificultades y no
se descarta el colapso de alguna de estas entidades en el curso de 2014. Los
bancos franceses requieren capital adicional por más de285 mil millones de
euros y los bancos alemanes aún requieren ayudas por 200 mil millones
de euros. Solo estos dos países requieren casi 500 mil millones de euros, suma
equivalente al total de los rescates realizados a los bancos europeos desde el
inicio de la crisis. La banca española no se queda atrás y requeriría capital
adicional por 90 mil millones de euros. Steffen y Acharya recuerdan que su
informe incluye solo a 109 bancos, y que si se agregan al estudio los restantes
15 bancos las necesidades de capital serían mayores.
La
banca se encuentra artificialmente a flote gracias al apoyo de los
gobiernos y el respiradero que facilita el Banco Central Europeo. El
sistema colapsó tras el estallido de la crisis producto de los masivos niveles
de apalancamiento que se generaron en los momentos de la euforia del crédito. Y
como los líderes europeos centraron su atención en los problemas de la
periferia (Grecia, España, Portugal), no fueron capaces de ver las bombas de
tiempo ocultas en Francia y Alemania, cuyo sistema financiero aún requiere más
de medio billón de euros en ayudas de sus gobiernos y los contribuyentes.
La
situación de la banca italiana también es delicada y no se descarta que muchos
bancos de la península sean nacionalizados, lo que encendería nuevamente el
ventilador de la crisis del euro confirmando lo dicho por Joseph Stiglitz de
que “el euro ha sido un error y los líderes europeos no han sabido
encontrar una salida”.
este blog es genial.
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