Los filibusteros de la
palabra, del retruécano, de los circunloquios literarios, atacan de
nuevo.
Magia. Juego de
palabras. Filosofía barata. Engaño consciente en todo caso.
La reforma en las
pensiones está aquí. Y nos anuncian que las pensiones no van a bajar nunca. De
la misma manera que se anuncia un descenso en el incremento del paro. Como decimos retruécanos al servicio de la confusión, como mínimo.
En el gobierno se
saltaron en bloque la lección que hablaba de precios constantes y precios
corrientes. Estaban muy ocupados machacando discos duros.
Resulta que las
pensiones no se revalorizarán en función del IPC, sino de un complicado sistema
que toma en cuenta la evolución de la economía, el déficit público, los
ingresos del estado etc.
En todo caso las
pensiones siempre subirán, al menos, un 0,25%. Es nuestra cuota suelo. Para
compensar, y como los bancos, nos ponen una cuota techo, el IPC+0,25%.
Deberíamos estar
contentos. Nunca van a bajar las pensiones.
Mentira.
Vamos a poner como
ejemplo una situación:
Los precios suben un
6%. Hacer la misma compra cuesta un 6% más, con lo que si los ingresos no nos
lo suben en la misma proporción, deberemos comprar menos. No tendremos
suficiente para seguir comprando lo mismo. Seremos más pobres. Nos habrá bajado
el poder adquisitivo de esa pensión. Nos habrá bajado la pensión.
Y de la misma forma,
si los precios suben el 6% y la pensión sube el 2% seremos un 4% más pobres, ya
que la subida de la pensión no cubre la subida de los precios. Seremos más
pobres aunque nos suban la pensión.
Vamos a verlo en la
situación actual. 1,80% de inflación general interanual en julio (pero un 4,40%
en alimentos y un 3,70% en medicinas o un 10,40% en enseñanza). Con una
situación económica pésima, brotes verdes aparte. Con una caída bestial en
ingresos públicos, con un déficit que se sale de las “recomendaciones”
europeas, con una deuda pública cabalgando a rienda suelta.
Según estos datos, las
pensiones sólo subirían un 0,25%.
Esto significa que
somos un 1,55% más pobres según el índice general, un 4,15% más pobres si de
comida hablamos, un 3,45% si son medicinas, y si decidimos ayudar al nieto en
los estudios nos deberemos apretar el cinturón un 10,15% más.
En todos los casos
somos más pobres, pero nos han subido la pensión y estamos contentos.
Tengo un euro diario
para comprar el pan, que vale un euro. El pan sube a 1,50 y la paga a 1,02.
Conclusión, me han subido la paga y ya no como pan.
Las pensiones se
ajustaban al IPC para mantener el poder de compra. Para que pudiésemos seguir
comprando pan. Ya no.
Pero además tenemos
cláusula techo.
Cuando la economía
vaya bien, cuando los ingresos públicos sean los que tocan porque por fin hemos
conseguido reducir la gran bolsa de fraude fiscal en las grandes empresas (80%
del total del fraude), cuando ya no tengamos una deuda pública desbocada porque
los bancos han decidido hacerse cargo de los 36.000 millones que les tocaba
pagar pero que hemos pagado todos, cuando los reyes dejen de ser los padres, la
pensión subirá, como máximo un 0,25% más del IPC.
Es decir,
recuperaremos la capacidad de compra perdida sólo en un 0,25%.
Recordemos, que en el
caso expuesto antes, y con datos reales, en un solo año habíamos perdido, según
IPC general un 1,55%.
¿Cuantos años hacen
falta a este paso para recuperar lo perdido en uno sólo? Hagan las
cuentas.
Para entendernos, es
como si estuviésemos en una escalera donde podemos ir hacia arriba o hacia
abajo. La escalera es la capacidad de gasto real, es decir, nuestros ingresos
entre el nivel de precios. Nuestra capacidad adquisitiva.
Hacia arriba sólo
podemos avanzar de uno en uno, pero hacia abajo no hay límite de escalones a
bajar. El límite lo pone el nivel del IPC, cuanto más grande sea el IPC más
bajaremos, pues estamos anclados en ese 0,25%.
Si el IPC es del 1%,
bajaremos 0,75%, si es de 3% bajaremos 2,75%, sin límite en la caída.
Si subimos, sea cual
sea el IPC, sólo subiremos un 0,25%.
A largo plazo, de esta
manera, aunque miremos hacia arriba en las escaleras, tenemos muchos más
números de acabar por debajo de la situación en que empezamos. Es decir, de
perder poder adquisitivo.
El gobierno nos ha
puesto una cláusula suelo que no nos frena la caida y una cláusula techo que
nos frena la subida. Por nuestro bien.
Así que tenemos un
nuevo sistema, que nos aboca a una pérdida de poder adquisitivo importante
cuando vienen mal dadas y un freno a la recuperación de ese poder adquisitivo
cuando llegan los días de vino y rosas. Esto creará una espiral a la baja en el
poder adquisitivo de las pensiones a largo plazo.
De nuevo, el gobierno
legisla contra la población más desfavorecida, mientras siguen bastando 4 años
en el congreso para cobrar la pensión máxima.
Pero nos lo explican
tan bien que no nos importa. Las pensiones nunca bajarán o se congelarán, en
precios absolutos claro. Nos darán 1,02 euros. Con esta alegría, ¿a quién le
importa que el pan haya subido a 1,50?
Y esta vez no vendrá
ningún tribunal a declarar ilegales las cláusulas suelo de las pensiones.
Lo triste es que la
estratégia de desinformación funciona en la población. Las ruedas de molino
entran igual de fácil que una aspirina. Cuando tratas de explicar la realidad,
los datos relativos, que son los realmente importantes, como poco lo que te
devuelven es una cara de incredulidad, como si acabases de decir que la tierra
es plana. ¿Acaso no suben la paga a 1,02?¿cómo va a ser eso malo?
La información cuesta,
tiene un coste, leer, informarse y finalmente entender. El gobierno,
cualquiera, lo sabe. Sabe que rara vez la mayoría pasa de la fase de leer.
Así que se publica con titulares gordotes que la paga aumenta a 1,02.
Nos vamos tan
contentos con lo buenos que son nuestros dirigentes. Aunque no acabamos de
entender cómo es que ya no podemos comprar pan.
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