En pleno debate sobre la
necesidad de reformar las pensiones para garantizar el sistema, varios expertos
desaconsejan abordar ahora los cambios, destapan elementos olvidados en el
informe encargado por el Gobierno e, incluso, hablan de "engaño"
sobre los motivos aducidos para cambiar las reglas para jubilarse.
Especialmente
crítico se muestra el catedrático de Economía Aplicada de la Universidad de
Sevilla Juan Torres, quien califica de "irresponsabilidad"
abordar la reforma "en una situación de tempestad" como la actual,
porque "hace que la gente se retraiga todavía más".
La reforma se
impulsa "sólo para hacerle un favor a la gran banca y a las aseguradoras,
en perjuicio de la inmensa mayoría de la población y con argumentos que son
tramposos", ha aseverado.
Torres, coautor
del libro "Lo que debes saber para que no te roben la pensión"
(Espasa), comenta que con las pensiones se produce un "engaño
impresionante" y observa una "estrategia bastante antigua", que
consiste en ir debilitando el sistema público para que la
mayor gente posible suscriba planes de pensiones privados.
El mensaje va
calando con la presentación periódica de informes que "asustan mucho"
con la idea de que "todo se viene abajo", pero este experto niega que el equilibrio financiero del sistema de pensiones
dependa sólo de la relación que haya entre jubilados y trabajadores.
Si la
productividad ha aumentado en las últimas décadas, cree lógico pensar que dentro
de veinte o treinta años menos trabajadores puedan sostener a un mayor número
de pensionistas, a lo que se une que el equilibrio no depende sólo de que haya
menos gastos, sino también de que haya más ingresos.
Aunque a priori
nadie pone en duda que vamos a vivir más, la esperanza de vida -aclara- es sólo
una media estadística, que puede aumentar porque mueran menos jóvenes, y ve una "injusticia" que se obligue a jubilarse a todas las
personas a la misma edad.
Las mujeres, y en
concreto el aumento de la tasa de actividad femenina, son otro factor a tener
en cuenta, junto a un posible incremento de la productividad y la posibilidad
de que vuelva la inmigración, en opinión del catedrático de Economía Aplicada
de la Universidad de Málaga Antonio García Lizana.
Partidario de una
actitud "más calmada" para abordar con perspectiva la reforma de las
pensiones y que no ocurra como con las leyes educativas, García Lizana plantea
que los jóvenes se incorporen antes al mercado laboral, para lo que sugiere
fomentar que se compatibilicen estudios y trabajo.
Llega a ser más
beligerante sobre la vinculación entre pensiones y ciclo económico porque
mantiene que, como refleja "cualquier manual" de economía, "la
actuación tendría que ser anticíclica", con lo que quiere decir que si se reducen las pensiones cuando hay déficit, aumentan los problemas.
Y ello implica un
respaldo a tirar del fondo de reserva como "forma de equidad social"
en momentos de dificultad o alimentarlo con aportaciones públicas, pero también
sugiere incentivar las aportaciones extraordinarias con desgravaciones fiscales
en momentos de bonanza.
Lo importante es garantizar que los jubilados "no sean pobres" y para ello propone invitar a los debates a las ONG, que
soportan en buena medida las consecuencias del paro, y a las asociaciones de
pensionistas, que conocen la realidad de los ya jubilados.
Más temprano que
tarde debe abordarse la reforma a juicio del profesor de Fundamentos de
Análisis Económico de la Universidad de Málaga y expresidente del Observatorio
Económico de Andalucía, Joaquín Aurioles, quien asegura que es
"inevitable" y no se puede permanecer "indiferente" ante
una situación que amenaza con "hundir el sistema".
La solución a los
quebraderos de cabeza que ocasionan las cuentas está en la recuperación
económica y, para ello, según Aurioles, hay que cambiar el "cóctel"
de la política económica mezclando ajustes con estímulos al
crecimiento. De momento no hay receta.
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