Desde que estalló la
crisis en el Sector Financiero se han producido importantes cambios para el
conjunto de los trabajadores y trabajadoras; el impacto de la reestructuración
ha tenido consecuencias de enorme calado en la reducción del empleo, en la diminución
del salario y retribución variable, en el incremento del volumen de trabajo,
en la tensión con los clientes, el alto nivel de estrés ..., todo esto ha
afectado a la gran mayoría de los Directivos de a pie del Sector Financiero.
Todos sabemos que
existen diferentes grados en los niveles de dirección, ya sean directores de
oficina, jefes o coordinadores de departamento, asesores, gestores..., pero
todos tienen en común que reciben la presión directa, sobre el cumplimiento
de objetivos, por parte de la élite de la Dirección. Además son los
encargados de transmitir esas decisiones al resto de los compañeros/as, con lo
cual la presión es mayor, sobre todo porque a diferencia de la Alta
Dirección, los directivos de a pie, están en el y conocen directamente
cuál es la realidad que viven y se enfrentan día a día.
Con la crisis se ha
agudizado una tendencia, que ya existía, la desvalorización
de las funciones de los directivos de infantería. A la importante reducción
del número de puestos de trabajo,
disminución de las retribuciones extra-convenio, debemos sumar la
degradación en el trato, en forma de amenazas, que reciben en muchas de las
reuniones convocadas para el seguimiento de los objetivos, que en muchos casos,
rayan incluso en el insulto. La élite de la Dirección, en algunos casos, para
defender sus altos Bonus, no duda en perder hasta las formas más elementales
de educación.
Paralelamente a esta
situación junto con los demás compañeros y compañeras (gestores, asesores,
comerciales) , también asisten a una mayor indefensión; los continuos
cambios en las normativas ESMA– Midfi, en las normativas internas de las
Entidades, etc. sumado a lo anteriormente citado, someten a una situación que hacen trabajar, en muchas ocasiones, en el filo de las normas, por lo que
vemos con preocupación el incremento de las sanciones en ese colectivo.
Por eso desde nuestra organización estamos atendiendo los distintos casos con
una especial preocupación. Hemos visto como ante los problemas, Presidentes y
Consejeros no han vacilado en descargar las responsabilidades de sus nefastas
gestiones culpabilizando a los que obligaban a colocar los productos.
No es de extrañar el
alto nivel de estrés que sufren a diario (en la encuesta realizada recientemente por UGT en el Sector, el 68% de los trabajadores/as respondieron
sufrir una alto nivel de estrés), con los consiguientes riesgos de carácter
físico y psíquico, a lo que debemos sumar las largas prolongaciones de
jornada y las dificultades para conciliar la vida laboral y personal. Debemos
conseguir que se cumplan los Acuerdos Colectivos que ya existen, en los
sistemas de prevención en materia de riesgos psicosociales, en los protocolos
de la evaluación de riesgos, así como lo acordado en los Planes de Igualdad
de la Entidades. No es suficiente con tener derechos en los papeles, debemos
hacerlos realidad en los hechos.
Muchas veces
comentamos la división interna que tenemos, la excesiva individualización de
la relación laboral, es frecuente oír entre nosotros, como una queja, aquello
de “cada uno va a lo suyo y eso es nuestra debilidad”. De esto son plenamente
conscientes los de arriba y por eso potencian las políticas de
individualización y desregulación. Y de esto debemos ser conscientes. La
salida a los problemas, solo puede ser colectiva así pues, solo podemos
tener garantías en la medida que existan Acuerdos Colectivos que garanticen
los derechos que nos permitan el desarrollo de una carrera profesional digna.
El primer paso para
mejorar en nuestras condiciones laborales es la toma de conciencia colectiva,
de que solo sobre la base de tener derechos colectivos podemos mejorar, o
avanzamos todos o individualmente no hay salida, se irá incrementando cada vez
más la brecha entre una élite de la dirección y la inmensa mayoría de los
directivos. Si seguimos en esta línea la experiencia nos demuestra que muchos
son los llamados y pocos los elegidos, y el camino, tras haber sido exprimidos,
la inmensa mayoría queda en la cuneta.
Debemos seguir
luchando en las Entidades por conseguir la implantación de sistemas
retributivos transparentes y publicitados, establecimiento de objetivos
alcanzables, razonables y cuantificables, una retribución variable que
consolide una parte conforme se alcance una remuneración total en el tiempo,
haciendo público la remuneración de cada tipo de puesto de trabajo. El
oscurantismo en este terreno, la no consolidación de las remuneraciones y las
arbitrariedades en la distribución de los Bonus, además de ser injusto,
ahonda en la discriminación y la capacidad de ejercer nuestros derechos.
De la misma forma
debemos plantear la necesidad de regular los criterios necesarios para el desarrollo
de la carrera profesional. Basado en la transparencia y los principios del
mérito y los resultados, fomentando sistemas de ascensos por capacitación,
facilitando el acceso a la formación que no puede recaer exclusivamente sobre
el trabajador.
Solo en la negociación
del Convenio Colectivo Sectorial pueden existir derechos consolidados, es
fundamental que la Organizaciones Sindicales presentes en el Sector, tengamos
claro estos objetivos a la hora de negociar el convenio, sabiendo que no es una
lucha fácil, pero que vale la pena pelear por ello.
Una perfecta descripción de la situación que se vive en Banco Santander, menos mal que hay Sindicatos es la unica defensa que tenemos, animo.
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