Los bancos con ayudas no son los
únicos que están ajustando sus estructuras. Las entidades sanas también están
llevando a cabo ajustes de sus plantillas y de su red comercial en nuestro país
con el objetivo de mejorar su eficiencia y rentabilidad. Buena parte de ellas
han aprovechado los procesos de absorción de los grupos débiles para acelerar
la disminución de sus estructuras que, en algunos casos, es superior a los
planes acordados con los sindicatos.
Así, el año pasado las
entidades solventes (Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Popular, Bankinter,
Kutxabank y Unicaja) cerraron el 5,4% de sus oficinas. A falta de conocer las
cifras de Ibercaja, este colectivo de bancos echó la persiana a más de 1.100
sucursales. La cifra bajará más en 2014 con la clausura de los proyectos de
reestructuración puestos en marcha y con algún recorte adicional para adaptarse
al nuevo entorno económico. En la actualidad el volumen de oficinas de las
siete entidades se sitúa en 19.690.
El único grupo que ha incrementado su
red ha sido el Sabadell, que además, de manera sustancial, debido a las compras
materializadas el ejercicio pasado. El banco catalán se hizo con el negocio
financiero de Caixa Penedés, Lloyds y Banco Gallego, lo que ha elevado en un
27% su red, hasta superar las 2.400. Eso sí, procederá a una ligera reducción
de unas 125 oficinas de Penedés por el solapamiento en algunas ciudades de
Catalunya.
Pero hay otros dos, Bankinter
y Kutxabank que apenas han ajustado su red comercial al considerar innecesario
una medida de este tipo para defender su negocio.
Caixabank, a diferencia del
Sabadell, ha aprovechado las adquisiciones de Cívica y Banco de Valencia para
redimensionar su estructura a niveles ligeramente por encima de la época
anterior a la crisis a pesar del incremento de la actividad proveniente de las
adjudicaciones de entidades. Caixabank ha cerrado el 10% de sus sucursales en
nuestro país.
Prácticamente el mismo
porcentaje ha supuesto la fusión de Banesto con la red del Santander hasta el
momento, según las cifras publicadas por el grupo cántabro.
La disminución de la red
comercial ha conllevado la reestructuración de las plantillas. A través de
planes de prejubilaciones y de bajas incentivadas, la banca sana ha procedido a
recortar el número de sus trabajadores en un 1,8%, lo que supone poco menos de
2.500 empleados menos que al cierre de 2012. Como en el caso de las oficinas,
el Sabadell es la excepción. Ha visto aumentar su plantilla en un 16%.
El más activo en el ajuste de su
personal ha sido el Santander, dentro del proceso de absorción de Banesto, con
un 7,2 por ciento o 2.100 trabajadores menos en nuestro país. Pero, BBVA es quien ha ido más allá de lo anunciado en su plan de adquisición de Unnim.
El banco que preside
Francisco González, en concreto, ha disminuido su plantilla en 1.300 empleados,
más del doble de las bajas pactadas en Unnim. De esta manera, el número de
trabajadores de la entidad ha mermado en un 4,1 por ciento. Con la misma
intensidad han metido la tijera Caixabank y Kutxa.
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