Un sistema opaco,
oscurantista y subjetivo que está sujeto además a criterios correctores individualistas
que vulneran todos los principios básicos de objetividad, equidad e igualdad.
Nuestro trabajo se ve así
comprometido por evaluaciones subjetivas, amparadas en criterios perversos,
cuyo fin último radica en una especie de “numerus clausus”. Esto supone que la
inmediatez de quien realmente conoce la labor que realizamos, queda desautorizada
por el criterio superior de una zona o territorial cuya labor es tamizar las evaluaciones
para mantener el efecto de la Campana de Gauss.
Esta perversión atañe a
las relaciones internas entre los trabajadores de un mismo lugar de trabajo,
sucursal o departamento, cuya revisión de las tareas comerciales por parte de los
superiores orgánicos, convierten en victimas a quien colabora de buena fe en un
proceso evaluativo, provocando enfrentamientos entre compañeros.
Sin embargo lo más
preocupante es la utilización que se puede deducir de este sistema.
Cuando el Banco esgrime como
herramienta para amortizar puestos de trabajo un concepto tan subjetivo como la
productividad, tan íntimamente relacionado con el proceso de evaluación, las
instrucciones para rebajar o modificar la calificación de las tareas profesionales
se convierten en un elemento de riesgo potencial para el empleo.
Desde UGT hemos denunciado
y seguimos denunciando este modelo de evaluación unilateral, basado en el
concepto de la productividad como parámetro para medir el esfuerzo, la
dedicación y el compromiso de los trabajadores. Rechazamos un modelo que, al
amparo de unos objetivos comerciales inalcanzables y una presión comercial asfixiante,
se convierte en una espada de Damocles contra la empleabilidad.
Resulta imprescindible por
tanto, que todas las calificaciones o evaluaciones profesionales sean
contestadas por escrito, remitiendo copia de las mismas a los delegados de UGT.
Es necesario, como paso
previo a la denuncia de este tipo de actuaciones, que los trabajadores tomemos
conciencia del riesgo que supone en estos momentos una calificación negativa o
a la baja de un compañero o compañera.
En juego está nuestro
puesto de trabajo, no nos juguemos el futuro.
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