El
gobierno es inconstitucional. Le tiene el mismo respeto a la Constitución que a
sus promesas electorales. Ninguno. Decreta leyes y reformas que son a la
Constitución como una concertina a la piel: un desgarro. En dos años, han
pasado a cuchillo tantos derechos y libertades que han dejado al Estado de
derecho rasguñado, herido y hecho trizas. Lo han rodeado con una valla de
cuchillas para que no podamos acceder a él.
Han
tenido que venir jueces y organismos internacionales para darles un toque por
el retoque que le están dando a la Constitución sin tocarla. Jueces para la
Democracia y otros juristas han declarado que el borrador de la Ley de
Seguridad Ciudadana que prepara el gobierno es inconstitucional. Esta misma
semana, el Consejo de Europa ha declarado que es “muy problemática” y que no ve
la necesidad de esas restricciones en una sociedad democrática. No saben por
ahí fuera que España no es una sociedad democrática.
Es
curioso. El gobierno se mueve al margen de la ley pero es a nosotros a los que
nos trata como delincuentes. Recuerda al implacable empresario mediático
Randolph Hearst que les decía a sus trabajadores: “No permitas que la realidad
te estropee un buen titular”. El implacable PP, que también carece de
escrúpulos, les dice a los suyos: “No permitas que la Constitución te estropee
una reforma o una ley”.
Afortunadamente,
algunos jueces quieren estropearles su fiesta. Una jueza de Barcelona ha
declarado inconstitucional el contrato estrella de la reforma laboral, el
contrato de emprendedores con despido libre y un periodo de prueba de un año.
Si le aplicáramos a este gobierno ese contrato, ahora estaría despedido: en un
año incumplió todas sus propuestas y objetivos.
No
es la primera sentencia (ni será la última) que remienda los agujeros que el PP
le está haciendo a la Carta Magna a la que han dejado como un colador por el
que se escurre la democracia. De hecho han aumentado en un 25% los recursos en
los tribunales laborales a cuenta de la reforma laboral. Si no puedes reformar la
Constitución porque no es agosto y no te lo ha pedido el Banco Central Europeo,
sáltatela.
Pero
mientras la lenta justicia enmienda la plana al gobierno, muchos trabajadores
pierden su trabajo injustamente y no lo recuperan. Y los ciudadanos perdemos
libertades de expresión y manifestación y no sabemos cuándo las recuperaremos.
Falla un sistema democrático que hace las cosas al revés. Es como esos
maltratadores que primero matan a sus mujeres y después se suicidan.
¡Suicídense primero y déjennos en paz!
No
hay nada que celebrar en el Día de la Constitución porque ni nos representa ya
ni se cumplen muchos de los derechos que recoge. La Constitución no está ni se
la espera. Así que: (In)feliz Día de la (In)Constitucionalidad.
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