viernes, 13 de julio de 2012

Rajoy excluye a banqueros y millonarios de los duros ajustes

Finalmente rompió el tabú. Pronunció la palabra mágica: “Rescate”. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante la sesión de control del pasado miércoles, anunció los recortes que hoy aprobará el Consejo de Ministros, presidido excepcionalmente por el Rey. Sólo que su admisión de la situación llega cuando ya no es un rescate, sino de facto una intervención en toda regla. No muy diferente de las aplicadas en Portugal o en Irlanda, aunque la recesión que causará puede provocar que, al final, la intervención de España se parezca más a la de Grecia. En una Europa en la que sólo prima la apuesta por la austeridad de la canciller alemana Angla Merkel, la salvación del euro pasa por que España se recupere. A cualquier precio, aunque sea al de una intervención a la griega.
Si el 10 de mayo de 2010, José Luis Rodríguez Zapatero cavó su propia tumba política al anunciar el mayor paquete de recortes de la historia de la democracia, está por ver qué le depara el futuro a Mariano Rajoy, que el pasado 11 de julio superó con creces los recortes anunciados por Zapatero. Ni uno ni el otro se atrevieron a intentar gravar, ni por una cuestión estética, la tributación de las grandes fortunas, como hizo en Francia el ya ex presidente conservador Nicolas Sarkozy. Eso sí, Zapatero levó el tipo marginal del IRPF hasta el 52%, Rajoy ni eso. No sólo mantiene su amnistía fiscal sino que las Sicav, los hedge funds o fondos de fortunas españoles siguen permitiendo a los millonarios tributar al 1% de su patrimonio, en lugar del 36% que les corresponde.
Tampoco parece que en el histórico Consejo de Ministros de hoy vaya adoptarse medida alguna que perjudique los intereses de los auténticos responsables del deterioro de la situación económica española hasta el punto de requerir ser intervenida: los administradores de las entidades financieras que han puesto en jaque el sistema de pagos español. 

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